CON MARGEN PARA CRECER
Una mirada al mercado del raps y de la avena. El autor analiza los mercados, las hectáreas y la proyeccción de estas dos plantaciones en nuestro país con miras al resto del mundo.
Cargando...
Altas temperaturas y heladas son dos extremos climáticos que en distintas ocasiones los agricultores han tenido que enfrentar. Conforme se va materializando el cambio climático estos eventos pueden ocurrir con mayor frecuencia. ¿Qué tendencias se advierten para esta temporada? ¿Cómo los productores pueden prevenir o mitigar los daños que generan? Según los expertos, el efecto […]
Altas temperaturas y heladas son dos extremos climáticos que en distintas ocasiones los agricultores han tenido que enfrentar. Conforme se va materializando el cambio climático estos eventos pueden ocurrir con mayor frecuencia. ¿Qué tendencias se advierten para esta temporada? ¿Cómo los productores pueden prevenir o mitigar los daños que generan?
Según los expertos, el efecto cambio climático ya se está sintiendo; es decir, comienzan a haber impactos medibles en la agricultura. “En términos generales este efecto se acentúa con los eventos El Niño y La Niña, donde aparecen eventos de olas de calor y de bajas temperaturas, como las heladas. Se piensa que estos extremos de la variabilidad climática en el futuro serán más intensos, lo que podría traer situaciones extremas de precipitaciones y sequías, olas de calor y de frío más intensas. Actualmente comenzamos a visualizar estos efectos”, explica el académico de la Universidad de Chile, Luis Morales.
Según datos entregados por el experto, de acuerdo a los modelos de pronóstico estacional, se espera que este año se encuentre entre condiciones neutras (37%) hacia una fase niño (58%). En este sentido, el profesor de la Facultad de Agronomía de la Universidad Católica, Francisco Meza, advierte que se está desarrollando un fenómeno de El Niño que todavía está por verse si se materializa bien o no. “Es un niño débil y cuando están esas condiciones la frecuencia de heladas es un poco menor y su magnitud también. No quiere decir que no ocurran pero hay más condiciones favorables a heladas cuando no está este fenómeno presente”, añade.
Dada esta situación es que existe una mayor probabilidad de que ocurran más eventos de precipitación que lo que se veía en las últimas temporadas, las que se podrían extender hacia primavera.
Las posibles lluvias más frecuentes se explican por la presencia de una gran extensión de agua con temperaturas por sobre lo normal en el Pacífico Sur, las que sobrepasarán los 0,5 C° por encima de lo normal en julio, consigna Fernando Santibáñez, académico de la Universidad de Chile.
Panorama para invierno – primavera
De acuerdo a observaciones de años anteriores se puede ver que cuando ocurre un evento El Niño en la región central y sur del país pueden presentarse condiciones más lluviosas y cálidas en invierno-primavera. A juicio de Santibáñez para la época de otoño-invierno este año se prevén temperaturas por sobre lo normal, con lo que se tendría un invierno relativamente cálido, poco frío, a lo que se suma una probable primavera nuevamente adelantada con temperaturas altas que harían brotar los frutales.
Morales agrega que en la zona sur suelen presentarse precipitaciones bajo lo normal y bajas temperaturas, situación similar que suele observarse en el altiplano. Así es que se podría esperar un invierno-primavera inestable, periodos de lluvias más frecuentes y una menor periodicidad de heladas. Sin embargo los agricultores deben prepararse para lo peor, ya que es mejor prevenir que lamentar.
Alerta temprana
La ocurrencia de heladas en fechas impensadas puede provocar daños severos y grandes pérdidas en la producción; lo que asociado al cambio climático genera aún mayor incertidumbre. Ante este escenario es que los sistemas de alertas tempranas cobran vital relevancia. El objetivo es minimizar el riesgo de comprometer la producción por efecto de un evento climático adverso. Así es como lo ve Luis Elgueta, gerente general de AgroSuccess, quien agrega que ello se traduce en contar con el tiempo adecuado para implementar la estrategia más efectiva para el control de la helada, de acuerdo con los recursos o equipamiento de que se disponga.
Para llevar a cabo esta alerta, la empresa cuenta con sensores que miden las magnitudes involucradas en los eventos de helada, además de tecnologías de transmisión por radio frecuencia.
Según explica Elgueta, poseen una plataforma computacional que cuenta con dos fuentes principales de información: termómetros electrónicos instalados en lugares clave para medir en línea la temperatura del aire a distintas alturas, y estaciones meteorológicas del campo y de la zona para disponer en línea, de múltiples variables climatológicas.
Otra herramienta que permite pronosticar bajas de temperatura es Insta Weather Plus e Insta Weather, de la empresa Instacrops, con las que se miden parámetros agroclimáticos, que se procesan y en base a los cuales se envían alertas. Para ello se instala un dispositivo en el predio, preferentemente en las zonas identificadas como las “más heladas”. Así lo explica Mario Bustamante, CEO de la compañía, quien agrega que se mide cada 10 minutos y se entregan informes, además de alertas tempranas para prevenir el efecto.
Los expertos coinciden en que el principal beneficio de estas tecnologías consiste en poder reaccionar de forma temprana, activando los métodos de control y optimizando su uso. Respecto de la anticipación con que se detecta el posible evento, Bustamante aclara que depende mucho de la ubicación y la periodicidad de los eventos de heladas en la zona. “Nosotros ofrecemos alertas y pronósticos, pero también depende mucho de parámetros que vale la pena monitorizar con anticipación como la nubosidad”.
En tanto, Elgueta indica que es el agricultor quien determina cuánto tiempo necesita para reaccionar, y en virtud de esto, se define el sistema de monitoreo y la parametrización adecuada para la reacción. “El tiempo de anticipación depende del diseño de la red de sensores destinados a este fin y de los parámetros de configuración ingresados al sistema. Conociendo la realidad del agricultor y el tipo de huerto a proteger, se diseña la red de sensores y se configuran los parámetros que otorguen el tiempo necesario para reaccionar con los medios de mitigación disponibles en el campo”.
Medidas pasivas
Para mitigar los daños que producen este tipo de eventos en la agricultura existen una serie de medidas pasivas, entre las que destaca el manejo apropiado del suelo. Para ello los agricultores deben preocuparse de tener el suelo libre de malezas, compacto y húmedo para el momento en que su cultivo esté susceptible al daño.
En el caso de las pomáceas o carozos, por ejemplo, sería al momento de la floración o cuando el fruto es pequeño. Así lo explica Gabino Reginato, académico de la Universidad de Chile, quien agrega que otra medida de prevención de este tipo son aquellas que preparan a la planta, mejorando su tolerancia al daño.
Pero también existen una serie de tecnologías para combatir las heladas, entre las que destacan los calefactores, ventiladores y helicópteros.
Calefactores
Cuando se anuncian las heladas y las temperaturas comienzan a situarse cerca de los 0 °C, equipos consistentes en torres y calderas se ponen en funcionamiento para evitar la helada en el huerto.
Precisamente la caldera es lo que ofrece Mecagri, equipo que va adosado a cualquier tipo de torre o hélice de viento, permitiendo emitir calor a una temperatura cercana a los 900°. Se trata de calderas que funcionan a base de petróleo, acompañando a la torre de viento para proporcionar un aumento de temperatura en el huerto frutal. Así lo explica el gerente general de la compañía, Emiliano Zelada, quien agrega que se utilizan generalmente en primavera, en época de inducción de yema y floración de los vegetales. “Este potente calefactor no sólo protege el huerto, además la producción de fruta es más importante y de excelente calibre. Los árboles que están protegidos muestran un mayor vigor en sus ramas frutales”, profundiza.
Ventilación
Durante el día el suelo y los árboles absorben calor del sol, que en la noche lo comienzan a soltar. Al perder calor, el aire se enfría, se pone más denso y se mantiene en las partes bajas del valle, mientras que más arriba se genera una capa de calor. A este proceso se lo denomina inversión térmica. Para este escenario existen las tecnologías de ventilación, como las hélices, que buscan mezclar el aire.
“El objetivo del funcionamiento de las hélices es justamente traer hacia abajo esas capas de mayor temperatura que están a unos quince metros de altura con un ventilador que de alguna manera va a mezclar este aire con el más frío para así aumentar la temperatura de lo que se quiere proteger”, explica Janice Atkinson, socia de la empresa neozelandesa Tow and Blow, la que provee máquinas portátiles, que en Chile son comercializadas por Zimex.
El director de esta última firma, Pier Zecchetto, destaca que se trata de una máquina que ahorra combustible, ya que consume cinco litros por hora, y que permite trabajar en pendiente, aspecto que no es posible llevar a cabo con una torre fija. Atkinson añade que se puede setear la velocidad de giro y si bien se ocupa mayoritariamente para control de heladas, posee usos secundarios. A modo de ejemplo menciona las plantaciones de kiwi, en las que como no se puede cosechar con el rocío de la mañana, se utiliza para secar antes que lleguen los trabajadores.
En opinión de Fernando Santibáñez, una solución para el control de heladas pasa por combinar el método de ventilación con el agua. Advierte que la idea es aplicar aspersión baja y a la vez ventilar. “Lo que no se puede es combinar aire con aspersión elevada porque al mojar el follaje no puedo soplar. Si mojo y soplo a la vez, lo que hago es enfriar. En cambio, cuando tengo el follaje seco y riego por abajo, se moviliza aire para que se evapore esa agua y aumente el contenido de vapor del aire”. Agrega que si bien falta experiencia en este tema, han logrado reducir un 50% las pérdidas con esta combinación.
En este sector también existe la tecnología chilena Lazo FCM, un equipo que funciona acoplado al sistema hidráulico del tractor, que “chupa” el aire helado, lo calienta y lo lanza por los lados, temperando el aire frío que está entre el suelo y la capa de inversión térmica.
Además, se trata de una tecnología que permite combatir tanto las heladas radiativas como las polares. “En el caso de la helada polar no existe esta capa de inversión térmica, pero la máquina chupa el aire por atrás, lo lanza caliente por los lados y va formando una especie de colchón de aire temperado a nivel de suelo”, explica Florencio Lazo, inventor de la tecnología.
Si bien la máquina tradicional funcionaba con gas licuado, el nuevo modelo cuenta con quemador a petróleo. Según indica Lazo poseen un quemador que no funciona con bomba inyectora, sino que el petróleo cae por gravedad. Un factor relevante en este sentido es que se trata de una máquina un 30% más económica de operar que la tradicional.
Por aire
Otra forma para que los productores puedan controlar o prevenir el daño por heladas pasa por los helicópteros, los que realizan una mezcla de aire que se encuentran a diferentes temperaturas. “La aeronave sobrevuela lentamente sobre la masa de aire con temperatura positiva, empujándola hacia abajo por la fuerza del rotor, que permite mezclar el aire más tibio con el frío, evitando de esta forma que se produzca el daño por congelamiento de la planta y el fruto”, aclara Ives Mecklenburg, gerente de Operaciones de Aerofly Helicópteros.
Normalmente el control de heladas a través de estas aeronaves se realiza durante la noche, después de seguir un protocolo de marcaje del predio, donde se exige marcado el track del helicóptero, cables y obstáculos, entre otros factores, según consigna Nicolás Tironi, gerente comercial de Tivar Helicópteros.
En este sentido Mecklenburg agrega que en la noche se hace un monitoreo permanente a las bajas temperaturas y cuando éstas comienzan a ser superior a 0° el helicóptero despega para hacer un vuelo por sobre el punto de inversión térmica.
Dependiendo cómo esté esa capa, se levanta la temperatura del predio entre 5 y 13 grados, según indica Miguel Cifuentes, socio y gerente de Operaciones de Helisav. Entre las ventajas de este sistema Tironi destaca la efectividad y su rápida acción, a lo que se suma que normalmente se pueden controlar heladas de hasta -3 °C y proteger extensiones de hasta cuarenta hectáreas con una sola aeronave.
Este tipo de sistema también se utiliza para combatir los incendios forestales. Cuando estos son muy grandes los helicópteros pasan a ocupar el rol de guiar el fuego. “Si el fuego va muy grande en la cabeza se flanquea, se ataca por los flancos y se trata de guiar para que vaya a algún lugar donde no tenga más combustible de avance”, explica Cifuentes.
Helisav trabaja con baldes que se llenan en la fuente más cercana, como un tranque, laguna o río, y son capaces de transportar entre 1.000 y 1.300 litros. El ejecutivo agrega que la frecuencia entre cada descarga no debería pasar los tres o cuatro minutos.
Preventivo
Cold Killer es el principal producto para tratamiento preventivo contra el daño por heladas de Agroquímica del Maule. Según explica Roberto Rock, gerente general, este estimula la enzima alfa amilasa encargada de desglosar el almidón (reserva de energía) en monómeros de glucosa (azucares disponibles). “Luego de un periodo de tiempo de aplicación, tienes más glucosa disponible ligada a agua en los espacios intra y extra celular, por tanto es más difícil congelar el vegetal y así crea tolerancia a las bajas temperaturas”.
Este producto se puede aplicar solo o mezclado con otros fertilizantes foliares, pero Rock indica que nunca se debe mezclar con fitosanitarios, ya que el pH de la solución sube por sobre 7 y Cold Killer necesita actuar en pH 5 a 6. La forma de aplicación es variable, ya que puede ser desde bomba espalda manual y motorizada, barras, turbo, e incluso mediante un dron.
Bajo cubierta
Crear una especie de microclima entre el manto y el terreno, reteniendo el aire cálido que libera el suelo es el principio de Protekta, cuya cubierta permite crear un diferencial de hasta 5°C entre el interior y exterior.
Según explica Juan Pablo Villegas, jefe técnico comercial, se trata de un manto liviano, de 17 g/m2, que permite ponerlo sobre el cultivo o en estructuras medianas, cuya transmisión de luz global es cercana al 90%.
Se trata de un sistema comúnmente utilizado en hortalizas como melones, sandías, zapallos, lechuga y tomates, además de frutales como arándanos.
Get the latest news right in your inbox. We never spam!
Vestibulum euismod, leo eget varius gravida, eros enim interdum urna, non rutrum enim ante quis metus. Duis porta ornare nulla ut bibendum
6 minutes ago
Una mirada al mercado del raps y de la avena. El autor analiza los mercados, las hectáreas y la proyeccción de estas dos plantaciones en nuestro país con miras al resto del mundo.
Con el objetivo de reforzar la presencia de los arándanos frescos de contra estación en el mercado de Estados Unidos, el U.S. Highbush Blueberry Council ha lanzado su campaña “Winter Fresh, Summer Somewhere”. La acción se basa en investigaciones realizadas, donde se describe la necesidad de educar e informar sobre la disponibilidad de la fruta […]
En Chile, la producción de ajo se encuentra en manos de pequeños y medianos agricultores con 1.144 hectáreas dedicadas al cultivo y una producción promedio de 11.993 toneladas. El cultivo se focaliza principalmente en tres regiones, siendo la Región de O ́Higgins la principal productora de esta hortaliza con el 43% de la producción nacional. […]
A writer is someone for whom writing is more difficult than it is for other people.
Continue reading uninterrupted with a subscription
Actualmente, existe un Mega calefactor para control de heladas de hasta -4º C que se usa solo uno junto a la Maquina de viento (hélice). No es necesario utilizar 100 a 300 calefactores por hectárea. Consúltenos por estos equipos. Jose Francisco Torres – [email protected]