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La mano de obra es uno de los principales costos que enfrentan hoy en día los productores, y frente al que las acciones para disminuirlos son más bien reducidas. En muchos casos es común escuchar acerca de la posibilidad de mecanizar, pero no es una tarea factible para todas las especies frutícolas. También es un […]
La mano de obra es uno de los principales costos que enfrentan hoy en día los productores, y frente al que las acciones para disminuirlos son más bien reducidas. En muchos casos es común escuchar acerca de la posibilidad de mecanizar, pero no es una tarea factible para todas las especies frutícolas. También es un dolor de cabeza el costo que representa la energía, pero hay una diferencia esencial: un mayor margen de acción dado por las opciones entre las que elegir. Aquí la premisa pasa en primer lugar por implementar eficiencia y después analizar la posibilidad de contar con las llamadas Energías Renovables No Convencionales (ERNC).
Los costos de energía representan una parte importante de la inversión inicial y de los costos operativos de los proyectos agrícolas, específicamente en los que poseen alta automatización, infraestructura de postcosecha y procesamiento de la producción. En este sentido, para obtener la ansiada y necesaria eficiencia los recursos se deben enfocar en la etapa de diseño y profesionalización de la operación de los equipos. Así lo indica Rodrigo Márquez, investigador del centro regional INIA Intihuasi, quien pone como ejemplo el caso del riego, una de las actividades que más energía consume.
“El riego tecnificado, al funcionar durante toda la temporada estival e incluso durante la época de control de heladas, puede representar cientos a miles de horas por año de funcionamiento de los equipos de riego. La primera opción para minimizar el consumo energético es contar con un sistema de riego bien diseñado, es decir, con cálculos hidráulicos y de energía que se sustentan en información climática, topográfica y edafológica, entre otras. Si el diseño es bueno entonces es fácil mantener los consumos al mínimo, pero si no ha sido bien proyectado, es más difícil encontrar el uso eficiente”, advierte el especialista y recuerda que es normal encontrarse con sistemas tecnificados diseñados bajo criterios hidráulicos, que por crecimiento del huerto, falta de mantenciones y carencia de personal calificado para su operación, terminan trabajando con eficiencias energéticas muy por debajo de los estándares del diseño original. “No es extraño realizar auditorías a grandes explotaciones y encontrar sistemas de riego operando a un 50% de la eficiencia ideal”, añade.
Asimismo, en esta etapa cobra relevancia la forma de operación de los equipos, cuando es imprescindible contar con profesionales, técnicos y operarios que puedan tomar decisiones racionales respecto al riego. Pero además, en toda esta etapa de diseño, existen algunas decisiones que pueden favorecer aún más la eficiencia energética, tales como la selección de motores de alta eficiencia, los que a juicio de Márquez, en conjunto con los impulsores hidráulicos adecuados, pueden significar en torno a un 15% de mayor eficiencia que un sistema estándar.
En opinión de Iris Wunderlinch, project manager de Smart Energy de Camchal, otra medida que se puede implementar corresponde a los variadores de frecuencia, algo que ya se ha hecho bastante común, y que evita que se incremente demasiado la potencia. Márquez la califica como una tecnología que permite una alta flexibilidad al funcionamiento de los sistemas regar con un mismo equipo de riego varios cuarteles de diferentes tamaños e incluso, con distinta presión de funcionamiento sin afectar negativamente la eficiencia energética de los equipos. Por lo general, ello requiere el uso de dos equipos de riego independientes, pero los variadores de frecuencia nos permiten esta flexibilidad y más”, sintetiza. Quienes implementan este tipo de medidas tienen en general un gran objetivo que se sobrepone al resto de los beneficios que entregan: reducir los cosos de electricidad.
COSTOS: EL PRINCIPAL BENEFICIO
De qué cultivo se trata, cuánto y cuándo se lo riega y cuáles son las bombas y caudal que posee ese predio son los principales factores que influyen en el ahorro que se puede obtener, según enumera Wunderlich. “No se puede decir ́implementa un variador de frecuencia y te ahorras 20% ́. Hay que ver qué es lo más apropiado para el sistema que está implementado”, señala y comenta que entre los estudios de factibilidad que han realizado para el sector agrícola, se analizó precisamente la implementación de variadores de frecuencia. Según recuerda se realizó un proyecto piloto con mediciones previas y posteriores a la instalación de estos variadores.
El resultado arrojó ahorros de sólo 1% en algunos sectores del campo, mientras que en otras zonas de este mismo predio, alcanzaron el 25%. “Ahí uno ve que en el mismo campo puede haber mucha diferencia, lo que se debe, por ejemplo, al caudal, además del tamaño y tiempo que se está regando la parcela. Si tengo una bomba con una potencia x, que está dimensionada para un campo grande, instalo un variador de frecuencia y no me causa mucha diferencia. Pero si con esa misma bomba riego una parcela más pequeña en que necesito menos agua, el motor está andando mucho y con el variador lo puedo bajar a lo que realmente necesita; ahí el ahorro es mucho mayor. Hay que hacer un estudio antes y trabajar con buenos consultores para llegar a los ahorros esperados, sino puede ser frustrante. Si alguien te dice que siempre se ahorra un 20% es mentira”.
Con esta postura coincide Francisco Salazar, investigador del centro regional INIA Remehue, quien señala que primero se debe evaluar y cuantificar lo que se está utilizando para en base a ello priorizar las acciones. Pero también en estos ahorros influye el hecho de realizar una buena mantención de los equipos. De esta manera, el beneficio que se puede observar de manera más inmediata es la disminución de costos, pero si se mira al mediano y largo plazo, Salazar también observa ahorros en términos de mantención y reparación de los equipos de riego.
CON MENOR HUELLA
Pero no todo pasa por los menores costos. Hoy en día la producción amigable con el medio ambiente cobra un rol cada vez más relevante y este tipo de medidas de eficiencia ayudan en est proceso. “Contribuye a la disminución de la huella de carbono en la producción de los productos agrícolas, lo que hoy permite acceder a un mayor número de mercados y a un mejor precio”, aclara Cristian Hermansen, ex presidente del Colegio de Ingenieros de Chile.
Ya existen diferentes mercados donde esta temática se encuentra instalada en los consumidores, como es el caso de Europa. Así lo ve Iris Wunderlich, quien señala que hay quienes buscan saber dónde fue realizado un determinado producto, si fue producido sustentablemente y si no daña a la naturaleza.
Si en primer lugar las empresas y productores analizan el sistema que poseen para implementar medidas que permitan bajar su consumo energético, el ejercicio que realizan en segunda instancia es pensar de dónde proviene su energía, lo que conlleva en general, a la incorporación de ERNC, entre las que destacan los paneles fotovoltaicos.
ENERGÍA SOLAR, UN COMPLEMENTO AL AGRO
Complementaria. Así es como definen los expertos a la relación que existe entre la agricultura y los paneles fotovoltaicos. Y es que en el verano, cuando sube la necesidad de riego de las plantaciones y por ende hay mayor consumo energético, es además cuando los sistemas solares generan la mayor cantidad de energía eléctrica.
El beneficio inmediato al utilizar estos sistemas se repite: hay una reducción en la cuenta de la distribuidora, factor que destaca Johannes Dietsche, gerente general de Tritec-Intervento. “Tienen una independencia de la distribuidora eléctrica, por lo que existe un ahorro en relación a cada kilowatt-hora que consumas. Al ser una fuente de energía que está dentro de sus mismas instalaciones no se debe pagar costos asociados a la energía como ocurre con la distribuidora, donde hay un cargo por energía y otro por transmisión”, profundiza.
La reducción de la huella de carbono es otro elemento que vuelve a salir a la palestra. En opinión de Tomás Steinacker, gerente comercial de Ciudad Luz, la implementación de proyectos de autoconsumo solar cobran vital relevancia dado que la electricidad es una de las principales fuentes de emisión de la industria, por lo que destaca que las reducciones logradas se encuentran en torno al 50%.
Junto con estas dos ventajas, en el caso del uso de paneles fotovoltaicos, se suma una nueva. David Rau, director de la Asociación Chilena de Energía Solar (Acesol), añade a este listado el hecho de que pueden generar ingresos adicionales en los meses de poco consumo. Ello gracias a la ley 20.571 (Net Billing), que permite la inyección de excedentes y regula su reembolso. Todas estas ventajas son las que ha visto Andrés Lagunas en su empresa Agrícola Lagunas y Sastre, desde que en el año 2015 decidieron instalar paneles fotovoltaicos en 20 hectáreas de mandarinas. Con el objetivo de disminuir el costo energético realizaron una inversión de $1.400.000 por Kw instalado, por lo que al tratarse de una planta de 20 Kw, el monto ascendió a $28.000.000. Pero valió la pena. Si antes de la instalación los costos promedio eran de alrededor de $1.400.000 al mes, en la actualidad bordean los $700.000; y además cuando no se encuentran consumiendo energía, la suministran a la red, por lo cual la compañía les paga. De esta manera Lagunas agradece todos los beneficios que le ha traído el uso de este sistema, que no son sólo económicos. “Más que un beneficio sentimos una gran satisfacción de que nuestra empresa esté contribuyendo al medio ambiente a través de la realización de sus productos con energía limpia. Espero que nuestros consumidores lo valoren”. Así como es común escuchar sobre el uso de esta ERNC en predios frutales, también lo es en viñas, uno de los segmentos que más ha avanzado en este sentido. A juicio de Steinacker existen ejemplos claros de empresas que están implementando proyectos de energía solar distribuida porque les ayuda a cumplir con sus compromisos de sustentabilidad. Bajo este panorama es que en el año 2016 la Viña Santa Cruz decidió dirigirse por el camino de la energía solar, por lo que al año siguiente la empresa Solcor implementó un proyecto solar fotovoltaico. El resultado fue que durante el último año, dicha instalación generó el 100% de la energía requerida por la viña, convirtiéndose en la primera en tra-bajar durante un año con un 100% de energía verde.
Asimismo, Steinacker destaca el caso de VSPT Wine Group, que se comprometió al 2021 a producir sus vinos sólo con energía renovable. “En dicho desafío el autoconsumo solar cumplirá un rol fundamental; de hecho Ciudad Luz ya comenzó la implementación de 12 proyectos en sus diferentes campos”.
La tarde y la noche es el momento del día en que la energía solar disminuye su aporte y es precisamente ahí donde entra la incorporación de la energía eólica. Cuando se piensa en ésta, suele creerse que es en relación a parques eólicos con turbinas de gran potencia. Sin embargo, existe una gran variedad de turbinas eólicas de pequeño tamaño con torres de 10 o 20 metros de altura que permiten aprovechar los vientos para producir suficiente energía eléctrica para suplir las necesidades de un predio, según indica Darío Morales, director de estudios de Acera.
BIOMASA Y BIOGÁS, UTILIZACIÓN DE LOS RESIDUOS
Tecnologías que hacen uso de los residuos agrícolas, forestales y ganaderos para generar energía, ya sea por medio de la combustión directa o de la síntesis de hidrocarburos en bioreactores especiales. Así es como Rodrigo Márquez define la biomasa y biogás, otro tipo de ERNC, en las que los materiales residuales como aserrín, purines y residuos de poda y cosecha pueden ser parte de una cadena de generación integrada. Márquez agrega que en el caso del sector agrícola, el principal beneficio pasa por permitir cierta autonomía energética, reduciendo la cantidad de residuos generados a nivel predial, específicamente en sistemas de calefacción de invernaderos y establos. En este sentido Cristian Hermansen añade que la utilización de biomasa, por ejemplo rastrojos y en especial de biogás en biodigestores permite la generación de calor y electricidad limpia bajando la huella de carbono y resolviendo el problema de los excrementos de animales, además de generar fertilizantes naturales.
La escasa utilización que tiene en este sentido la cáscara de nuez es lo que llevó a la empresa Nueces de Choapa a enfocar sus esfuerzos en hacer eficientes los procesos mediante el estudio de sus características térmicas y acondicionar un producto que sirva como insumo energético de bajo costo. “Nuestro proyecto consistió en explorar cómo desarrollar un combustible sólido en forma de briquetas y pellets a partir de biomasa proveniente de los residuos de cáscara de nuez para la producción de energía en los procesos de calefacción industrial y doméstica”, explica Leonardo Pastén, gerente general de esta compañía, en la que la filosofía de negocio pasa por ser sustentable ambientalmente.En este sentido es que precisa, por ejemplo, que el poder calorífico de una briqueta de nuez duplica el de una tradicional proveniente de subproductos de leña, lo que facilita su combustión. A eso se suma que la leña produce hasta un 10% de ceniza, mientras que las briquetas, sólo un 2%.
EL FRENO INICIALA LA INCORPORACIÓN
El ahorro, la producción limpia y disminución de la huella de carbono vuelven a relucir como los principales beneficios si se habla de ERNC. Sin embargo, a nivel general, ha habido una incorporación más lenta de lo esperado, lo que en el caso de la energía solar se atribuye netamente a una barrera financiera. Así lo explica Darío Morales, quien indica que anteriormente estas tecnologías tenían un costo de inversión más elevado que sus alternativas, como la instalación de un generador diésel, a lo que se sumaba que los beneficios se percibían de manera paulatina a lo largo del tiempo. “Este factor de costo inmediato y beneficios distribuidos temporalmente hace que muchas personas no estén dispuestas a invertir en este tipo de sistemas. Por fortuna eso ha cambiado radicalmente en los últimos años, los precios han bajado sustancialmente lo que ha favorecido su masificación”. Con esta situación coincide David Rau, quien explica que a diferencia del suministro tradicional de energía, los sistemas solares cuentan con un monto alto de inversión y un costo prácticamente cero durante la operación. Así la complejidad se genera para los clientes por el valor de la inversión. En este sentido destaca los mecanismos de leasing y los contratos de compra de energía en un modelo ESCO.
Pero además todavía existe gran ignorancia por parte de muchos productores y empresas. Bajo este escenario es que Johannes Dietsche señala que deben competir con este desconocimiento más que con otras fuentes energéticas. “Siempre nos preguntan qué le sucede al panel cuando llueve, cae nieve o cuando hace calor, porque existe ese temor a algo que no conocen. Pero la verdad es que están probados bajo todo tipo de condiciones climáticas y presentan garantías más largas que las de un auto, con 10-25 años en promedio”.
Este mismo desconocimiento se podría aplicar también al área de biomasa y biogás ya que se trata de una tecnología relativamente nueva y con un marco regulatorio recién aprobado a fines del año pasado. Márquez agrega que en este segmento existen estudios con diversos procesos tecnológicos y residuos, pero si se analizan los proyectos implementados en nuestro país se puede advertir que se tratan de plantaspilotos financiadas por FIA o asociadas a otras industrias como la forestal. “La logística propia de las plantas industriales potencia la incorporación de estas tecnologías y a nivel agrícola la logística es más complicada, partiendo por la necesidad de operadores, técnicos y profesionales y transporte para la biomasa”.
De esta manera se deduce que en Chile la eficiencia energética y el uso de ERNC es todavía una tarea pendiente, pero hay países que nos llevan la delantera, por lo que se puede aprender.
ALEMANIA, UN LÍDER EN EFICIENCIA
Alemania se sitúa en el lado opuesto de Chile en lo que a eficiencia energética se refiere. Y es que tradicionalmente ha estado en busca de este ahorro. Así lo señala Wunderlich, quien enfatiza en que si bien aún se está aprendiendo, es algo que comenzó mucho antes. “Alemania está hace años metido en lo que es eficiencia energética, y creo que por necesidad. Si tengo que competir con mi producción tengo que ser de alguna manera eficiente, sino no puedo sobrevivir”. Se trata de un país tecnológico, por lo que su fuerte, según señala esta experta, pasa por transferir tecnología, conocimiento y experiencia en una temática, algo que sin embargo debe ser adaptado a la realidad local. Iris Wunderlich recuerda que en Alemania las vacas se encuentran en los establos y producen residuos constantemente, por lo que hay grandes biodigestores. Aquí se trajo la tecnología pero con precios y manejo de vacas muy distintos. “Si en Alemania tengo un promedio de 100 vacas por agricultor, lleno los biodigestores porque los animales están ahí todo el día. Pero si tengo 100 vacas en el sur de Chile que están en el campo y llegan dos horas a mi sala de ordeña, echan muy poco residuo y nunca llena un biodigestor grande. Entonces los biodigestores se sobredimensionaban, con una tecnología que nadie sabía manejar, por lo que no dieron las cifras y no se pudieron llenar. No puedo llegar e implementar algo sin pensar en cómo saldría acá. Es el desafío que creo que todavía existe”, profundiza.
Una postura similar es la que muestra Juan Pablo Payero, Jefe de Línea de Industria y Minería de la Agencia de Sostenibilidad Energética, pero quien especifica que el conocimiento, más que importarlo, se debe ser capaz de transferir tanto desde expertos internacionales como de nuestro propio país. “No soy partidario de traer directamente el conocimiento en bruto, lo que tenemos que hacer es generar más instancias de colaboración, más intercambios de aprendizaje que nos permitan ir creciendo como industria respecto a estas materias. Traer personas pero que sepan que no nos van a resolver el problema. La dificultad está más bien en revisar qué estamos haciendo con el conocimiento que tenemos y cómo estamos incorporándolo en nuestros proyectos productivos para masificar la eficiencia energética en la operación de nuestras plantas y campos”.
Como una solución para los altos costos, pero también como una propuesta para que las producciones sean más sutentables, las ERNC brillan por su capacidad para lograr el objetivo. Eso sí, antes es primordial cumplir una premisa: primero eficiente, luego renovable.
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Robert Edition
6 minutes ago