PRIMER PASO
Estudio hidrogeológico: la herramienta para replantear el uso de recursos y establecer estrategias de mitigación al déficit hídrico.
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Las fitohormonas son mensajeros químicos involucrados en un amplio espectro de procesos fisiológicos y bioquímicos de plantas superiores a concentraciones muy bajas. Convencionalmente, las fitohormonas se clasifican en cinco clases: auxinas, ácido abscísico, citoquininas, giberelinas y etileno, así como sus precursores y análogos sintetizados. En el siglo XIX, Charles Darwin sugirió por primera vez que […]
Las fitohormonas son mensajeros químicos involucrados en un amplio espectro de procesos fisiológicos y bioquímicos de plantas superiores a concentraciones muy bajas. Convencionalmente, las fitohormonas se clasifican en cinco clases: auxinas, ácido abscísico, citoquininas, giberelinas y etileno, así como sus precursores y análogos sintetizados.
En el siglo XIX, Charles Darwin sugirió por primera vez que ciertos compuestos químicos son capaces de estimular el crecimiento de los cultivos. Desde entonces, se ha realizado un gran trabajo para estudiar el impacto estimulante de las fitohormonas en la cantidad y calidad de cultivos y hortalizas.
Las giberelinas (ácido giberélico, GA) fueron descubiertas en estudios realizados sobre el hongo ascomicete Gibberella fujikuroi en plantas de arroz, que más tarde fueron aisladas y denominadas giberelinas А y В, y posteriormente detectadas en extractos del género de algas marinas Fucus L.
La mayoría de las giberelinas son ácidos y se indican como GA (ácido giberélico) seguido de un número correspondiente al orden en el que se lo descubrió. GA1, GA3, GA4, GA5, GA6 y GA7 son las formas más activas, mientras que el resto son sus precursoras. Además, la cantidad de giberelinas en las plantas puede llegar hasta 136 tipos, pero sólo una minoría de ellas es biológicamente activa.
Unas cerezas atractivas, de buen tamaño, firmes, sin partiduras, con pedicelos largos e hidratados son condiciones deseables para los consumidores y, por lo tanto, las preferidas por los productores.
El reciente aumento de la producción de cerezas en todo el mundo ha otorgado una nueva importancia a la calidad de la fruta y al mantenimiento de la calidad en toda la cadena de suministro. Sin embargo, con la adopción de portainjertos precoces que controlan el tamaño, existe una tendencia a que la relación fruta/hoja del árbol sea excesiva, lo que provoca altos rendimientos de frutos de mala calidad (Whiting y Lang 2004; Whiting et al. 2005).
Un enfoque alternativo al raleo para mejorar el equilibrio fuente-sumidero y la calidad de la fruta es manipular la actividad fuente-sumidero con reguladores exógenos del crecimiento de las plantas. En este sentido, el ácido giberélico (GA3) se utiliza para aumentar la dureza y el tamaño de la fruta, tanto en variedades autofértiles como de polinización cruzada.
La aplicación exógena de fitohormonas puede ser útil para devolver las actividades metabólicas a sus niveles normales. A una determinada concentración, se ha demostrado que la GA3 es beneficiosa para la fisiología y el metabolismo de muchas plantas sometidas, por ejemplo, a estrés abiótico, ya que puede proporcionar un mecanismo para regular el proceso metabólico en función de las enzimas antioxidantes y de señalización del azúcar.
Variables son las respuestas en la calidad de la fruta y las características obtenidas con aplicaciones de GA3. Cerezas tratadas con GA3 serán más firmes, de mayor tamaño, y mayor peso, en comparación con los controles, lo que fue demostrado por diversos estudios (Basak et al., 1998; Choi et al., 2002; Clayton et al., 2006; Facteau, 1984, 1986; Facteau et al., 1985a, 1985b; Horvitz et al., 2003; Kappel y MacDonald, 2002; Kupferman, 1989; Sive y Resnizky, 1988).
El crecimiento del fruto depende de la acumulación de materia seca y agua y está determinado, pero puede ser limitado por su capacidad de fuente-sumidero y la disponibilidad de metabolitos en la planta. La capacidad sumidero del fruto es considerada como el factor dominante en la competencia por fotoasimilados y está determinada inicialmente por la calidad de la flor y del número de flores formadas en el árbol (Guardiola, 1997).
Es necesario señalar adicionalmente que algunas de las respuestas de las cerezas a aplicaciones exógenas de GA3 podrían responder probablemente también a factores ambientales como temperatura, precipitación, humedad, condición hídrica, nutrición y luz (Facteau et al., 1985) o a la utilización de diferentes variedades (Usenik et al., 2005). El momento de aplicación y la dosis también pueden ser importantes.
Diversos trabajos realizados por Avium SpA han demostrado la gran incidencia que tiene la utilización de GA3 como complemento al programa nutricional en cerezos, sobre los factores más influyentes en su potencial productivo, tales como sólidos solubles, materia seca y dureza (Durofel), donde cada uno de estos parámetros ha sido directa y positivamente influenciado por aplicaciones exógenas de GA3. (Tapia, C. 2015).
De igual manera y como muestran los Cuadros 1 y 2, respecto al tamaño y peso de la fruta, como también a la distribución de calibre, aplicaciones complementarias de GA3 han demostrado obtener un claro impacto positivo sobre los mencionados parámetros (Tapia, C. 2015), destacando mayores tamaños y peso de la fruta en promedio, como también un claro desplazamiento de la curva de calibres hacia los calibres de mayor atractivo comercial.
Los tratamientos (15, 30 y 45 ppm) fueron realizados en la variedad Lapins, con manejos culturales de un huerto para fruta de exportación y normalizando todos los tratamientos según su carga específica. La aplicación de AG3 en todos los tratamientos fue realizada en estado de color pajizo/inicio de pinta, utilizando un cubrimiento acorde al 100% del volumen de copa del huerto tratado.
En las respuestas de peso y diámetro de fruto (Cuadro 1) todos los tratamientos tienen diferencias con el testigo sin aplicación, sin importar la concentración de uso en cada uno.
Sin embargo, al analizar la distribución de calibres (Cuadro 2), existen diferencias significativas para cada tratamiento cuando se analiza cada categoría de calibre según rango de diámetro ecuatorial de fruto, pero a su vez existe una directa relación a la concentración de uso, teniendo mayor proporción de fruta por sobre el calibre Jumbo (> 26 mm) en la medida que aumenta la concentración de uso en ppm.
En conclusión, aplicaciones exógenas de ácido giberélico del tipo GA3, posterior a la etapa quiebre de color amarillo pajizo (etapa III/inicio de pinta), aumenta el tamaño y la dureza del fruto, optimizando la actividad fuente-sumidero del fruto. Finalmente, con relación a las concentraciones a utilizar, como ya se mencionó, éstas dependerán en gran medida de factores ambientales como temperatura, precipitación, humedad, condición hídrica, nutricional y luz (Facteau et al., 1985) como también, a la utilización de diferentes variedades (Usenik et al., 2005).
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Robert Edition
6 minutes ago