En línea con las necesidades


Para los productores de uva de mesa, es común en otoño e invierno preguntarse sobre la poda de las nuevas plantaciones de vides o planificar el desarrollo de nuevos proyectos de plantación. En ambos casos, el sistema de conducción y formación elegido centran lo que tenemos que hacer y sabemos teóricamente que, si las labores no se realizan en forma óptima, traerán consecuencias importantes sobre los rendimientos y la calidad de la fruta en el futuro. Lo lamentable es que aún existen productores que no asumen esta tarea en forma seria y profesional, sobre todo cuando se deciden por la Formación en Sistemas Lineales (FSL), centrándose en la producción de las plantas adultas durante la etapa de crecimiento y dejando las plantas nuevas y en formación sin los cuidados que requieren.
El concepto de “sistema de conducción” se refiere a la forma en que las vides ocupan el sitio de plantación. Para la uva de mesa en Chile se conocen, entre otros, el parrón español, open gable, parrón elquino y el parrón sudafricano. Por otra parte, se entiende por “Sistema de formación” a la distribución del material leñoso de la planta en función de la disposición espacial elegida. A modo de ejemplo, en el sistema de conducción “parrón español” las vides se pueden formar en: Corona española de cuatro brazos, Corona baja de 4 brazos, Yuxtapuesta o escopeta desplazada, Espina de pescado, Pata de gallina, T, etc.
Sistemas y necesidades
La elección correcta del sistema de conducción y formación responde a las necesidades de maximizar las utilidades en la producción de uva de mesa, en unidades manejadas bajo principios de sustentabilidad. Es por eso que los parámetros considerados para su elección son aquellos que maximizan el potencial primario, o en otras palabras, optimizan una eficaz interceptación y distribución de la energía solar (cm2 área foliar por gramo de fruta) y se promueve una alta densidad radical, que permitan los más altos rendimientos de fruta de calidad. Adicionalmente, el sistema de conducción y formación se debe adaptar a las condiciones particulares de cada país. Por ejemplo, disponibilidad y costo de la mano de obra, necesidad de instalaciones complementarias como el uso de mallas o plásticos, clima, geografía del sitio de producción, maquinaria, requerimiento de aplicaciones, efecto de la luz sobre la fruta, vigor de las plantas, peso de los racimos, fertilidad de las yemas, etc.
Tradicionalmente en Chile, el sistema de conducción más utilizado ha sido el parrón español formado con cuatro brazos principales, que goza de buena reputación debido a que cumple con un gran número de los requerimientos antes señalados. Sin embargo, la necesidad de incrementar la densidad de plantación fue generando importantes problemas con la formación de las plantas, provocando una superposición temprana de los brazos de plantas contiguas ubicados en la sobre hilera. Para superar el problema y a los pocos años (tres o cuatro) se procedió a cortar uno de los brazos, dejando una formación en “T”. De la misma manera y teniendo conciencia del problema, algunos productores partieron desde el inicio formando en tres brazos, ya sea en “T” o en “Pata de gallina”.
El camino a FSL
La necesidad de disminuir la distancia en la sobre hilera, principalmente por el uso de variedades fértiles en la base del sarmiento, y enfrentar ciertas desventajas que presenta el parrón español tradicional, hizo que se implementara la formación en sistemas lineales (FSL). Ellos permiten optar a un mejor manejo de la luz, mayor facilidad de la poda, menor pérdida por fruta ámbar o amarilla en los primeros años en uvas blancas, mejora el microclima del racimo, se disminuye el pisado y la compactación de la sobre hilera (zona de raíces) y da la posibilidad de ubicar la fruta hacia la entrehilera en la producción de pasas, uva para pisco o vino bajo cosecha mecanizada. Para el caso del parrón español, la FSL es siempre una opción respecto del sistema de formación más tradicional en corona; sin embargo, en los nuevos sistemas de conducción como el open gable o Y, no hay otra elección.
Implementar la FSL presenta ciertas características particulares y exigencias que se deben cumplir para lograr una buena base productiva:
1 Puede consistir de dos brazos por planta (espina de pescado) o cuatro brazos por planta en dos unidades de dos brazos paralelos (yuxtapuesto o escopeta). Se estima este último como una mejor opción, dado que es menos perjudicial si uno de ellos se daña, si fallan algunas yemas y no brotan en la formación y, adicionalmente, la planta es más eficiente, al repartir en más puntos productivos los racimos requeridos para cumplir con los rendimientos.
2 Para entender el sistema, cada brazo contiene varios pitones y/o cargadores, llamados centros productivos (CP), donde se ubicarán los racimos.
3 La definición de la distribución de la carga frutal es matemática. Si se tiene un brazo de 1 m con entrenudos de 10 cm, teóricamente se tendrán aproximadamente 10 yemas en el sarmiento que dará origen al brazo. Como las yemas se ubican independientemente a cada lado del sarmiento (ortóstico), finalmente se ocupará sólo la mitad de ellas por brazo, teniendo que castrar la mitad de las yemas o eliminar los brotes (nietas) que de ellas se generarán. En resumen, para el caso del ejemplo, se dejarán cinco yemas útiles que conformarán teóricamente cinco CP por brazo, generando un total veinte CP por planta (5CP x 4 brazos).
4 Se desprende que, si el proyecto se realiza considerando doce yemas por metro, lo que da seis CP por brazo, un mal manejo de las plantas que genere un exceso de vigor (riego, fertilización, estimación de vigor, diagnóstico de la fertilidad natural del suelo), podría arrojar sólo ocho yemas debido a entrenudos más largos, descuadrando el diseño original de la plantación y teniendo que enfrentar el futuro con sólo cuatro CP por brazos.
5 Es importante considerar que cuando faltan CP, la solución no va sólo por dejar más racimos recargando los CP generados, dado que esta decisión suele descuadrar la relación cm2 de superficie foliar respecto de los kg de fruta que soporta la planta, generando de a poco el debilitamiento del cuartel.
6 Como ya se ha mencionado en números anteriores y considerando los componentes de rendimientos de la vid, lo ideal es tener una relación entre superficie foliar y carga frutal de aproximadamente 10 cm2/g fruta. Eso significa que para llevar a término un racimo de 620 g, se requieren aproximadamente dos brotes de 19 hojas cada uno (1,9 m para el ejemplo), cuyas hojas tienen aproximadamente 160 cm2 de superficie foliar.
El análisis agronómico que debe hacer el productor y/o agrónomo es adelantarse a los problemas y determinar si realmente sus plantas cumplen con la superficie mínima por hoja requerida y el número de hojas necesarias. Las preguntas que cobran importancia son: ¿qué pasa si las hojas son más chicas?, ¿qué pasa si los brotes son de menor tamaño o tempranamente los chapodamos más cortos? Está demás señalar que los parámetros fundamentales que deberían evaluarse en las nuevas variedades es el ancho y largo promedio de las hojas (superficie), largo aproximado de brotes e internudos, para una carga ideal.
7 El peso del racimo es otro aspecto fundamental a tener claro en el diseño de la nueva plantación con FSL. Esto es muy importante dado que, si ellos son de bajo peso, se estará obligado a trabajar con un mayor número de racimos por planta, lo que se dificulta en los FSL podados con pitones. Para el caso del ejemplo, si se tienen veinte CP conformados por pitones, se tendrá la posibilidad óptima de trabajar con veinte racimos por planta y si se consideran 1.428 plantas/ ha y un peso de racimo de 620 g, se obtiene un rendimiento bruto de 17.707 kg/ha equivalente teóricamente a 2.159 cajas de 8,2 kg/ha (sin el desecho). Por otro lado, si los racimos pesan 850 g los rendimientos se elevan a 24.276 kg/ha, generando un total bruto de 2.960 cajas de 8,2 kg/ha. Es acá donde se cometen los primeros errores agronómicos, donde para subsanar el bajo rendimiento se dejan más racimos por CP, desequilibrando la relación follaje/kg de fruta y promoviendo que los racimos se toquen entre ellos , provocando russet o sectores de racimos con diferente tonalidad de color de cubrimiento.
8 La poda mixta, donde en forma alternada en los CP se deja un pitón y luego un cargador, permite incrementar el número de racimos con una mejor distribución en el sistema de conducción. Por ejemplo, si el cargador tiene más de cuatro yemas, se podría dejar dos racimos en ese CP (uno en la base del cargador y otro en la parte distal) equilibrado con el follaje, lo que arrojaría para el caso del ejemplo, un total de treinta racimos por planta permitiendo subir el número de cajas a 3.239 y 4.440 cajas de 8,2 kg/ha, respectivamente. También existiría la posibilidad de manejar el FSL sólo con cargadores.
9 Finalmente, siempre se debe procurar que en la formación se ocupe todo el espacio asignado a los CP. Por ejemplo, se ha observado mucha falla en la obtención de CP en el espacio que ocupa el arco que forman los brazos, luego del despunte del brote principal y la amarra. Si se realiza un cálculo rápido, prácticamente se podrían colocar dos CP más por planta lo que significa cerca de 2 mil kg/ha de fruta que nunca existirán.Ha quedado en claro que, para ser exitoso al diseñar una nueva plantación, siempre se deben tener presente los fundamentos antes mencionados. Además, es importante tener en cuenta que, en la práctica, la FSL requiere mayor dedicación que el sistema parrón español tradicional, sobre todo cuando se forman las plantas en el sistema de conducción open gable.
Consejos para formar
A continuación, comentaremos algunos puntos que pueden servir al momento de formar las plantas bajo este sistema, teniendo, provocando russet o sectores de racimos con diferente tonalidad de color de cubrimiento.
8 La poda mixta, donde en forma alternada en los CP se deja un pitón y luego un cargador, permite incrementar el número de racimos con una mejor distribución en el sistema de conducción.
Por ejemplo, si el cargador tiene más de cuatro yemas, se podría dejar dos racimos en ese CP (uno en la base del cargador y otro en la parte distal) equilibrado con el follaje, lo que arrojaría para el caso del ejemplo, un total de treinta racimos por planta permitiendo subir el número de cajas a 3.239 y 4.440 cajas de 8,2 kg/ha, respectivamente. También existiría la posibilidad de manejar el FSL sólo con cargadores.
9 Finalmente, siempre se debe procurar que en la formación se ocupe todo el espacio asignado a los CP. Por ejemplo, se ha observado mucha falla en la obtención de CP en el espacio que ocupa el arco que forman los brazos, luego del despunte del brote principal y la amarra. Si se realiza un cálculo rápido, prácticamente se podrían colocar dos CP más por planta lo que significa cerca de 2 mil kg/ha de fruta que nunca existirán.
Ha quedado en claro que, para ser exitoso al diseñar una nueva plantación, siempre se deben tener presente los fundamentos antes mencionados. Además, es importante tener en cuenta que, en la práctica, la FSL requiere mayor dedicación que el sistema parrón español tradicional, sobre todo cuando se forman las plantas en el sistema de conducción open gable.
Consejos para formar
A continuación, comentaremos algunos puntos que pueden servir al momento de formar las plantas bajo este sistema, teniendo en cuenta que lo que señalaremos es fruto de la experiencia en terreno y que siempre puede ser mejorado o debe ser modificado de acuerdo a la expresión vegetativa de la planta, según las características agroclimáticas, fecha de plantación y manejos en general. Para el ejemplo, se trabajará con la FSL formada en cuatro brazos.
A Es posible en la FSL, en distancias en la sobre hilera de hasta 1 m por brazo (ej: 3×1,5; 3,5×1,5; 3×2, etc.), formar adecuadamente los CP en la temporada. Eso quiere decir que existe el tiempo, si se hacen bien las cosas, para realizar el primer despunte, formar los brazos a partir de las feminelas y despuntarlos al metro para promover los CP a partir de las nietas. Lo ideal es terminar el primer año con la posibilidad de podar en invierno en cordón de pitones. Si se quiere promover un mejor desarrollo de las nietas que formarán los CP, es ideal eliminar aquellas que van hacia el interior y que no serán útil en el futuro. También se sabe que este proceso es más rápido en el open gable, dado la menor altura en que se hace el primer despunte.
B Si durante la temporada se observa que no se logrará la meta antes señalada, es mejor anticipar el despunte de la feminela (ej: a los 50 cm) y promover el crecimiento de las nietas.
Posteriormente y en la primavera siguiente, se usa el puntero originado de la yema latente para completar el trozo de brazo que faltó, pero siempre asegurándose que se tengan bien definidos los CP.
C Cuando no se logra alcanzar la meta antes señalada, normalmente se obtiene una mezcla de brazos de diferentes tamaños, sin CP (solo con yemas latentes) o un material muy débil. El problema que se puede generar es que muchas de las yemas latentes no broten el año siguiente, ya sea por deficiencia de la calidad del frío invernal, sobre vigor de los brazos y por una condición natural de menor capacidad de brotación del material joven. Si no brotan, se pierden esos CP, complicando el diseño original estipulado.
D Sabiendo que lo ideal rara vez se logra en el campo, se suele realizar lo señalado en el punto A, pero no se eliminan los brotes o nietas generadas por las yemas interiores u opuestas a los puntos donde se formarán los CP. En el fondo se induce una espina de pescado en cada brazo. Posteriormente en la poda invernal se definen los CP y se ocupan los brotes atravesados para reemplazar un CP del brazo paralelo si es que no se logró el CP correspondiente. Como las distancias que recomendamos entre brazos paralelos es de aproximadamente 20 cm, se logra salvar la falla de algún CP.
La distancia entre los brazos, ya sea para el sistema parrón español u open gable, no es una consideración menor, dado que en la medida que se incremente la distancia entre ellos, se resta espacio para posicionar las hojas y los racimos hacia la entrehilera en el parrón español o hacia la parte distal de las alas del open gable.
Es importante recordar que por el envejecimiento natural de los CP (brazos avejentados), toda la base productiva se va moviendo y alejándose de la parte donde originalmente se armaron los brazos. Esto también obliga a tener clara la estrategia, para cada sistema de conducción, del manejo de la luz en función de la edad de las plantas, las técnicas que se implementarán y el grado de automatización del manejo del follaje atendiendo la disponibilidad de mano de obra y el costo de la misma.
Hay que recordar que, como se señaló anteriormente, se deben hacer todos los esfuerzos para formar eficientemente los brazos con sus CP, dado que no existe espacio para trabajar en el futuro con menos racimos potenciales. En algunos lugares, me ha tocado ver que la reposición de un CP se realiza formando en temporadas posteriores un CP sobre uno ya existente, o en otras palabras, de un pitón original se generan dos CP que son apitonados para poder reemplazar o rellenar el espacio vacío. Sin embargo, se pierde tiempo, queda mal estructurado y desplazado hacia el frente.
E Es fundamental tener armada la parrilla del parronal o los alambres laterales en el open gable. Es decir, no trate de realizar la FSL postergando el tejido dado que el peso de los brotes hará girar la feminela (se torcerá por la caída de los brotes), maltratándose el brazo que se requiere.
No olvidar nunca que existen manejos agronómicos que se pueden utilizar para lograr una excelente formación: 1) regular bien la fertilización ya que no es recomendable promover exceso de vigor, 2) regular bien el riego para tener entrenudos adecuados, 3) evaluar el uso de bioestimulantes o reguladores de crecimiento para fortalecer los CP, pero a su vez cuidando de no promover entrenudos más largos de lo deseado y 4) evaluar el uso dirigido de cianamida hidrogenada para asegurar una excelente brotación en el segundo año, sobre todo cuando no se lograron formar los CP. En parrones adultos, un 70 u 80% de brotación es considerado bueno, pero en la formación se debe optar al 100%.
Finalmente, tener en claro que la intervención manual pertinente durante la formación, los amarres y despuntes a tiempo, es la labor más importante en la formación de una vid, sobre todo en las FSL. Por lo tanto, antes de actuar piense y reflexione sobre las consecuencias del sistema de conducción elegido, el diseño de plantación y las labores que implementará.
Escrito por: Rodrigo Callejas, Director de UChileCrea