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Julio Rodiño Durán

Director Editorial

Edición 142

Haciendo tangible lo intangible

La definición de activo intangible está implícita en su nombre: se trata de aquellos activos que no pueden tocarse o son de naturaleza inmaterial. La mayor valoración de estos activos y el crecimiento de su importancia relativa como generadores de ingresos y en el aumento de la productividad es cada vez más reconocida en el mundo de la empresa e instituciones públicas. Tanto así que, en los últimos 25 años, la inversión en estos activos ha crecido un 30%.

Los activos intangibles más comunes son el valor de una marca, derechos de autor y de propiedad intelectual, el conocimiento adquirido por la experiencia de hacer algo de determinada manera y que esto se constituya y reconozca en el tiempo como una “entidad” e “identidad” (parte del valor de esa marca), el capital humano, su capacitación y, finalmente, otros menos identificables como la “imagen” y “creatividad” así como sus medios para alcanzarla. La inversión en comunicaciones corporativas, comunicaciones externas y publicidad también entran en esta categoría, al igual que la inversión en mejoras en el clima laboral e investigación y desarrollo.

No hay que desmerecer, desde ya, a los activos tangibles más comunes como edificios, infraestructura general, maquinarias o materias primas, por nombrar algunas, teniendo presente además que un activo tangible es muchas veces, o de hecho casi en su mayoría, el producto final de una empresa, como puede serlo un automóvil, un vino o un par de zapatos. Sin embargo, al definir los activos intangibles, hemos llegado al corazón y al motor de la empresa: las personas.

La mayor valoración de estos activos está estrechamente ligada a la economía del conocimiento. Varios estudios recientes relacionados a importantes instituciones de investigación estadística como EU-KLEMS, Eurostat, INTAN Invest y McKinsey Global Institute han corroborado que, en los últimos 25 años, en las empresas de manufacturas dentro del primer cuartil con mayor crecimiento (20% de media) la inversión en activos intangibles es 2,6 veces mayor comparadas a las del cuartil de menor crecimiento. Sin embargo, al analizar las empresas de servicios donde la ventaja competitiva está totalmente anclada al conocimiento, la brecha es abismante, siendo la inversión en intangibles de hasta 5 a 7 veces comparadas a las del cuartil de menor crecimiento.

Esto pone en evidencia que las empresas y los sectores que invierten más en intangibles, están reforzando y profundizando su ventaja por sobre sus competidores, y además, logran las tasas de crecimiento más altas en el valor agregado bruto de su productos o servicios.

Sin embargo, la inversión en intangibles es solo un punto de partida. El aprovechar todo el potencial de estos activos requiere que las empresas piensen estratégicamente y sean inteligentes para implementar estas herramientas con el fin de crear sinergias y mejorar las capacidades y competencias de las personas, que a la vez, impulsarán su crecimiento.

Director Editorial

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