Más con menos


Durante los últimos años, la industria del kiwi chileno ha debido enfrentar una serie de desafíos comerciales y técnicos que han comprometido su sitial dentro de los líderes exportadores de esta especie frutal. Una baja rentabilidad del kiwi, asociada al envejecimiento de los huertos y a una calidad de la fruta muchas veces regular han favorecido que muchos productores abandonen su cultivo, privilegiando la plantación de otras especies frutales, tales como arándanos, cerezas, y frutales de nuez, entre otros. De esta manera, la viabilidad comercial del kiwi en el país requiere de la urgente incorporación de nuevas tecnologías productivas que mejoren la competitividad de esta especie. Sólo de esta forma se podrá tomar ventaja de nuevas oportunidades comerciales, como por ejemplo el creciente interés del mercado indio por el kiwi chileno.
El riego deficitario controlado (RDC) es una práctica cultural en donde se aplica menos agua de la que se consume durante ciertas etapas de desarrollo de los cultivos agrícolas. La aplicación de esta estrategia de riego ha sido muy exitosa en la producción de uva para vino, y recientemente ha encontrado una muy buena acogida en otros rubros, tales como la producción de uva de mesa, aceitunas, ciruela europea y almendras, entre otros.
En kiwi, la aplicación de RDC ha mostrado interesantes resultados en estudios neozelandeses, donde plantas bajo niveles moderados de estrés hídrico han exhibido mejores valores de firmeza de pulpa post-almacenamiento en frío que plantas con riego comercial sin estrés. En Chile, la aplicación de RDC en kiwi representa una real oportunidad de mejora no sólo en la gestión del agua en los huertos, sino también en la calidad de la fruta, pues el ablandamiento durante la post-cosecha es mencionado con frecuencia como uno de los problemas de condición más importantes del kiwi chileno.
TRANSFERENCIA DE TÉCNICAS
Debido a la frágil situación hídrica de la zona Centro-Sur de Chile, existe la necesidad de implementar iniciativas que favorezcan un mejor aprovechamiento del agua. Es por estas razones que el Centro de Evaluación Rosario (CER) junto con la Facultad de Agronomía de la Universidad de Concepción han estado trabajando durante los últimos tres años en un proyecto titulado “Transferencia de técnicas de riego deficitario controlado en kiwi (IDI 30419375-0)”, el cual es financiado a través del Fondo para la Competitividad del Gobierno Regional de O’Higgins y su Consejo Regional enmarcado en la Estrategia Regional de Innovación”. El objetivo general de este proyecto es validar la aplicación de un estrés hídrico moderado durante la última etapa de crecimiento y desarrollo del kiwi como una herramienta para aumentar la acumulación de carbohidratos en la fruta. La selección de los tratamientos de riego (restricciones hídricas de 100% y 50% de la ETc) y de los métodos empleados en esta investigación provino de una acuciosa revisión bibliográfica, en donde se analizaron los estudios más importantes, publicados en Chile y el extranjero, en relación a los efectos del estrés hídrico sobre la productividad de los huertos y la calidad de la fruta en kiwi.
VENTAJAS DEL RDC
A la fecha, la investigación ha generado no sólo información técnica sobre cómo manejar el RDC, sino también ha podido caracterizar empíricamente las prácticas de riego comercial en los huertos. Así, uno de los resultados más interesantes de este estudio dice relación con el importante nivel de sobre-riego de los huertos nacionales, los cuales han presentado en promedio una aplicación de agua por sobre el 40% de la demanda máxima del cultivo. En este contexto, una herramienta como el RDC, incluso aplicado tardíamente, puede reducir de manera considerable la cantidad de agua aplicada, y con esto también los gran des costos energéticos de las operaciones de sistemas de riego tecnificado, cuyo uso se encuentra cercano al 70% de la superficie de kiwi regada en la Región de O’Higgins. Desde el punto de vista frutícola, la aplicación del RDC tardío ha generado aumentos en la concentración de sólidos solubles (entre 0,6 y 2,5 grados Brix) y en los porcentajes de materia seca de la fruta (entre 0,5% y 1%), tanto en kiwi verde (Actinidia deliciosa), como en kiwi amarillo (Actinidia chinensis). Tal como se ha visto en otros cultivos frutales con menores requerimientos hídricos que el kiwi, las mejoras en la calidad de la fruta en respuesta a la aplicación de RDC tardío no se asociaron con disminuciones en el rendimiento, el peso y tamaño de los kiwis, ni la firmeza de la pulpa. Resulta importante destacar que alcanzar mayores valores en la concentración de sólidos solubles y en los porcentajes de materia seca puede permitir el adelantamiento de la cosecha entre una a dos semanas. De esta forma, los productores podrían emplear el estrés hídrico tardío para escapar de condiciones climáticas desfavorables durante la época de cosecha, y así disminuir problemas de calidad de fruta inducidos por las precipitaciones, tales como una mayor incidencia de enfermedades fungosas y bacterianas, y la aparición de “manchas de agua” que dañan la calidad cosmética de los kiwis.
Estos resultados cobran gran relevancia hoy, pues los parámetros mínimos de calidad requeridos en Chile se han vuelto mucho más exigentes a la hora de definir qué fruta se encuentra en un estado de madurez y calidad adecuada para su cosecha. Actualmente, los valores de los índices de madurez para cosechar un kiwi chileno son de un 16% de materia seca y 6,2° Brix de concentración de sólidos solubles. Este aumento en las exigencias está de acuerdo con los parámetros establecidos a nivel internacional, y buscan que el kiwi chileno se equipare en calidad con nuestro principal competidor, el kiwi neozelandés. Finalmente, cabe destacar que el desarrollo hasta ahora exitoso de la presente investigación no habría sido posible sin el trabajo conjunto de las instituciones involucradas en el proyecto y de los productores de kiwi de la Región de O’Higgins, quienes generosamente han confiado en la experiencia del equipo técnico en pos del aumento de la calidad de la fruta y de una mayor sustentabilidad ambiental de la fruticultura chilena.
Escrito por: Arturo Calderón, Laboratorio de Relaciones Hídricas de Cultivos frutales de la Facultad de Agronomía Universidad de Concepción.
Catalina Atenas, Mauricio Calderón del Centro de Evaluación Rosario (CER)