Es tiempo de poda
Claves sobre el más barato y eficiente regulador de carga en cerezos.
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La fruta del paraíso, la manzana, esta vez no vivió ningún paraíso, al haber sido muy afectada por adversidades climáticas. En Nueva Zelanda el ciclón Gabrielle arrasó con la producción, habiendo fincas con 100% de pérdidas, árboles dañados comprometiendo las próximas campañas.
De acuerdo con el medio TopInfo, los países templados del hemisferio sur iniciaron su comercio frutícola con las manzanas. Luego se sumaron las peras, uvas, cítricos y frutas finas. Hasta hoy, la manzana está entre las principales frutas exportadas por Nueva Zelanda, Chile, Sudáfrica y Argentina. Pero fue el sector que más tuvo que adaptarse a los cambios que se dieron en el mundo. Se tuvo que hacer un fuerte vuelco a nuevos mercados, otras variedades y mejoras tecnológicas. A este desafió se sumó en los últimos años el cambio climático. Especialmente en la última campaña prácticamente todos los países sufrieron bajo eventos climáticos extremos que mermaron su producción.
La fruta del paraíso esta vez no vivió ningún paraíso, al haber sido muy afectada por adversidades climáticas. En Nueva Zelanda el ciclón Gabrielle arrasó con la producción, habiendo fincas con 100% de pérdidas, árboles dañados comprometiendo las próximas campañas y frutas que ya no podían ir al fresco. Esto se sintió fuertemente en la exportación. Se estima que la temporada finalizará con una exportación de 270.000 tons, lo que es un 20% menos que en el 2022 y un 30% menos que en los años previos. También en caso de Chile se estima que el año finalizará con una exportación de 550.000 tons, la más baja de la última década. Es un 10% menos que en el 2022 y un 30% menos que en el año récord 2018. La retracción se debe a problemas climáticos (secas, olas de calor) y arranque de plantaciones viejas. Argentina también exportará menos que en los años previos. Una menor cosecha, un atractivo mercado interno y complicaciones en los mercados externos, llevan a la constante retirada de Argentina del mercado mundial. Similar situación se está viviendo en Brasil. Las exportaciones de este año se ubican cercanos a los del 2023 y muy lejos de los récords de ataño. El atractivo mercado local absorbe la mayor parte de lo producido. El único país que siguió creciendo y del cual se estima que exportará en el 2023 más que en el 2022, es Sudáfrica. Se espera que la campaña finalice con un total de 580.000 tons enviadas. Gracias a este avance está por ubicarse en el primer lugar como exportador del hemisferio sur, desplazando al tradicional Chile.
La tendencia hacia otros destinos distintos que los tradicionales se acentuó aún más. Nuevamente, el mercado más importante es Asia. Un tercio de las exportaciones australes finalizan en el Lejano Oriente ó en el sudeste y centro de Asia. Nueva Zelanda, Sudáfrica y Chile envían sus manzanas a los gigantes asiáticos. Le sigue en importancia Latinoamérica, que es el gran destino de las manzanas chilenas. Un cuarto de las exportaciones australes se envía al centro y sur de América. Dentro de esta región se destaca Brasil, Colombia, Ecuador y Méjico. Recién en tercer lugar está el viejo continente, recibiendo un 20% de los envíos del hemisferio sur. La producción propia y la importada por los países del este europeo, han desplazado a las manzanas australes. Primero fueron las variedades tradicionales, pero ahora son la Gala y Braeburn, que cada vez son menos solicitadas. La única variedad que mantiene mayor participación es la Pink Lady. En cuarto lugar, se ubican los países africanos, que están adquiriendo creciente importancia para Sudáfrica. Por último, está Norteamérica que recibe apenas un 6% de los embarques australes.
Aunque también en este caso el cambio climático se hizo sentir, los daños fueron menores. Sudáfrica sufrió las lluvias y temperaturas extremas, por lo cual se espera que la campaña finalice con una exportación levemente por debajo del récord del año previo. En Chile la falta de agua, olas de calor y la reducción de superficie, llevaron a que se espera que el año finalice con una exportación solo levemente por encima de las 100.000 tons. Esto sería el volumen más bajo de los últimos 10 años. La caída de Sudáfrica y Chile es compensando por una recuperación de los envíos argentinos. Para este año se espera superar nuevamente las 300.000 tons y volver a los niveles de exportación del 2015 al 2021. La recuperación se logró por los mayores envíos a Latinoamérica, en especial Brasil. Pero también se embarcó algo más a Norteamérica y Rusia, mientras que Europa, como destino de las peras argentinas, siguen retrayéndose.
A diferencia de la manzana, la pera no logró conquistar a los asiáticos. Solo un 15% del total enviado por el hemisferio sur se dirige a Asia. El principal destino es Latinoamérica, comprando un tercio de las peras australes. En especial para Argentina está adquiriendo cada vez mayor importancia. El viejo continente adquiere un 20% de los envíos. Para Sudáfrica continúa siendo el primer destino, ya que recibe aproximadamente la mitad de sus exportaciones, pero para Argentina dejó de serlo. Destinos secundarios, recibiendo entre un 10-15% de los envíos, son Rusia, Norteamérica y Asia. Adicionalmente, los vecinos africanos no compran importantes volúmenes de peras sudafricanas.
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La industria manzanera enfrenta tiempos difíciles y una profunda crisis de rentabilidad, quizás las más severa en los últimos 50 años. Esto implica nuevos desafíos en busca del camino para recuperar la rentabilidad del productor, asociado al concepto de sostenibilidad en la renta y su permanencia en el negocio frutícola. El contexto mundial ha precipitado […]
La industria manzanera enfrenta tiempos difíciles y una profunda crisis de rentabilidad, quizás las más severa en los últimos 50 años. Esto implica nuevos desafíos en busca del camino para recuperar la rentabilidad del productor, asociado al concepto de sostenibilidad en la renta y su permanencia en el negocio frutícola.
El contexto mundial ha precipitado la pérdida de competitividad de la industria de la manzana chilena; entre los fenómenos que podemos mencionar figuran la crisis económica mundial, que ha implicado una disminución del poder adquisitivo de los consumidores, la pandemia y su impacto en la logística de distribución, que ocasionó la pérdida de sincronía de los fletes marítimos con la consecuente alza de tarifas de transporte, incremento en los costos energéticos y de abastecimiento de materiales de embalaje, costos crecientes de los insumos utilizados en la producción de fruta y costos de mano de obra en ascenso, entre otros.
Elaborar un nuevo diseño productivo es el desafío que debemos proponernos, el cual debe permitir incrementar la productividad de los huertos, fijando estándares mínimos de cajas embaladas/há en función de las variedades, mejorar la calidad de la fruta y reducir las jornadas en los costos de producción.
El punto de partida de un nuevo proyecto debería involucrar la selección de la zona microclimática en donde se maximice el potencial que podría expresar una determinada combinación variedad-portainjerto. Es necesario otorgar especial relevancia a las variables climáticas durante el ciclo de crecimiento de la fruta y su implicancia en los atributos cosméticos y características organolépticas de la misma, pues a menudo se requieren enormes esfuerzos productivos para lograr un producto final con características deficientes, por estar plantados en una zona agroclimática con demasiadas limitantes para dicha variedad-portainjerto, con los consecuentes incrementos en los costos de producción.
La construcción de huertos más intensivos, que impliquen un árbol muy sencillo en términos de sus manejos, implicará que el productor pueda acceder a plantas con un valor inferior a los actuales, un ítem que tiene un impacto demasiado importante en el balance del flujo de caja. Es necesario buscar nuevos escenarios productivos de material de propagación: plantas con menor número de anticipados, dado que normalmente son demasiado desequilibrados respecto del eje y perjudican el adecuado llenado del espacio del árbol en altura y finalmente terminan por eliminarse; producción de plantas microinjertadas; plantas construidas por el propio agricultor, etc.
La selección de clones de alta coloración de las variedades “commodities” es imprescindible en los nuevos proyectos, pues implicará que la cosecha pueda realizarse sin floreos. El recambio en la genética varietal es absolutamente necesario en este escenario de recuperación de la competitividad. Las “variedades club” seguirán formando parte de la paleta de productos de algunas empresas, dada la necesidad de abastecer a sus clientes con “nuevas sensaciones de consumo”. Sin embargo, la rentabilidad de un determinado huerto seguirá pasando por contar con un producto extraordinario en términos de color, calibre y calidad consistente de Gala, Fuji y Granny Smith (únicamente en bloques, se logra la calidad requerida). Respecto de los cvs. tipo Pink Lady®, su futuro es impredecible y pasará por el desarrollo de nuevos mercados, lo que implica educar a nuevos consumidores en este sabor agridulce tan característico. Esto requiere de un esfuerzo por parte de los equipos comerciales de las diferentes empresas y campañas promocionales exitosas.
En este mismo contexto, quizás será necesario reorientar algunos desarrollos varietales, pues se requiere captar adecuadamente los gustos y preferencias de nuevos mercados de consumo, ya que Europa no parece ser el futuro de la manzana chilena en el corto plazo, dado que tienen casi garantizado su autoabastecimiento junto a eficientes programas de guardas prolongadas.
En el contexto de optimizar el uso de los recursos productivos, es importante seleccionar portainjertos con atributos sobresalientes en términos de resistencia a replante o plagas y enfermedades; en la actualidad muchos proyectos están desarrollándose bajo dicho escenario y normalmente tienen un desempeño en términos de vigor del árbol deficitario, lo que implica no lograr los techos productivos requeridos y hacer necesarios programas especiales para su vigorización (incremento de los programas nutricionales, confección de camellones para afrancar, con la consecuente alza en los costos de producción).
Es importante caminar hacia la alta densidad con huertos en donde las labores de poda, raleo y cosecha sean de fácil implementación. Es decir, diseñar huertos con árboles de copa más angosta y adaptados a la mecanización que permitan optimizar los recursos de mano de obra (indicador sugerido en torno a 2,5 JH/ton producida). El conocimiento del comportamiento varietal y su adaptación a la mecanización es muy relevante; por ahora, algunos cvs. han venido mostrando un buen desempeño. Quizás una variedad que se seguirá manejando en sistemas algo más holgados tipo Solaxe y que requiere de un espacio algo mayor para su correcta expresión y lograr fruta con adecuados atributos de color y balance nutricional son los cvs. tipo Fuji.
La optimización de los sistemas de aplicación de fitosanitarios es inminente, con la finalidad de reducir el impacto ambiental, disminuir el uso de combustible y mejorar la eficiencia en los tiempos de tratamiento. El uso de drones para determinados tratamientos es una herramienta para seguir perfeccionado que permitirá liberar el uso de pulverizadores en momentos críticos de control.
El uso de las plataformas climáticas predictivas tiene una enorme implicancia en mejorar la eficiencia de los sistemas de control de eventos climáticos adversos, plagas y enfermedades.
Desde la perspectiva de mejorar la eficiencia de uso de nutrientes y su influencia en la obtención de fruta con adecuados estándares de conservación, se requiere perfeccionar la construcción de información nutricional que permita establecer planes de nutrición para cada cuartel: confeccionar planes nutricionales a la medida. La incorporación de fertilizantes con mayor tecnología en sus formulaciones permitirá disminuir el requerimiento de unidades/ton fruta producida. Otra herramienta es la utilización de fertilizantes con soporte biológico que promueven el crecimiento vegetal mediante la solubilización de nutrientes y la bioestimulación.
Se hace muy necesario disponer de estadísticas oportunas y al servicio del productor y/o exportador que permitan mejorar las decisiones en los nuevos proyectos.
Es importante hacer notar que el productor debe convertirse en un especialista de determinadas combinaciones variedad – portainjerto – sistema de conducción, en función de las limitantes microclimáticas de su huerto. Ofrecer un producto de calidad excepcional es la única forma de seguir compitiendo en los mercados de destino de la fruta.
La invitación a toda la cadena de valor de la manzana chilena es a realizar el máximo esfuerzo por devolverle la rentabilidad al productor, que es el eje fundamental de esta industria.
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En el marco del protocolo de trabajo Systems Approach, acuerdo entre los Ministerios de Agricultura de Chile y Japón para la exportación de cerezas, la oficial ministerial Yoshimi Atobe visitó plantas y predios de la región de O´Higgins para conocer el efectivo cumplimiento que productores regionales hacen para el control de la plaga Cydia pomonella […]
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Los frutales caducifolios eliminan sus hojas y suspenden su crecimiento visible como estrategia para sobrevivir a las adversas condiciones invernales. La caída masiva de hojas es un indicador de la entrada en la fase de dormancia profunda, estado en que la suspensión del crecimiento está regulada por factores internos de la yema (perfil hormonal). La […]
Los frutales caducifolios eliminan sus hojas y suspenden su crecimiento visible como estrategia para sobrevivir a las adversas condiciones invernales. La caída masiva de hojas es un indicador de la entrada en la fase de dormancia profunda, estado en que la suspensión del crecimiento está regulada por factores internos de la yema (perfil hormonal). La superación de este estado se asocia con la exposición a condiciones propias del invierno, es decir, baja luminosidad (días cortos), bajas temperaturas y alta humedad. De este modo, la cuantificación de tiempo en ambiente frío es un estimador del avance y paso de la dormancia profunda a la ecodormancia, estado en el cual el crecimiento depende de factores externos a la yema (calor en primavera).
Por lo anterior, se definió la Unidad de Frío como 1 hora a baja temperatura, que tiene efecto positivo para el proceso. Diferentes especies y cultivares requieren distintas cantidades de frío para su normal brotación posterior (Cuadros 1 y 2). La fecha de 50% caída de hojas indica el inicio del recuento de frío y su seguimiento comparado con los requerimientos. Para ello existen diversos métodos, siendo los más utilizados horas bajo 7 °C y Richardson (Utah).
En zonas de inviernos cálidos estos métodos no han sido efectivos en explicar la superación de la dormancia, por lo que suele recomendarse sistemas diseñados especialmente para ello, como una de las modificaciones del modelo Richardson (Richardson Positivo) y el modelo Dinámico. Este último, si bien ha reportado un buen desempeño, es de compleja aplicación, no acumula en unidades, sino en porciones de frío, y hay escasa información referencial. En Chile, se ha usado más para cerezos, principalmente por la expansión de su distribución geográfica.
La caída de hojas es inducida por bajas temperaturas durante el otoño. Por esta razón, un consistente descenso de las temperaturas favorece el proceso, al no retrasar la entrada en dormancia profunda, lo que limitaría el período de exposición a frío invernal.
Cultivares de cosecha tardía de manzanos tienen menor necesidad de frío invernal, lo que compensa el corto tiempo para acumular frío efectivo desde la caída de hojas. Por el contrario, cultivares de cosecha temprana, como las Galas, eliminan sus hojas antes y tienen mayor requerimiento por frío. En cerezos no se advierte esta relación, y cultivares de menor requerimiento invernal suelen mostrar una sucesión de los estados fenológicos adelantada, hasta la eliminación de las hojas.
A mediados de mayo, la mayor parte de los cultivares de manzanos y cerezos ya han eliminado parte considerable de sus hojas, con excepción de manzanos Cripps Pink, cuya cosecha tardía inhibe la caída del follaje (Foto 1).
Se ha reportado el efecto sincrónico entre la exposición a condiciones invernales (frío), y el calor que requiere la yema para brotar y continuar su fenología en primavera. De esta forma, después de un invierno frío, el frutal requiere de una cantidad de calor mínima (referencial), para brotar y florecer, lo que queda de manifiesto en la fecha de floración y su concentración. Por el contrario, con un invierno cálido y primavera fría, los estados fenológicos se retrasan y la floración es extensa.
Yemas vegetativas son más exigentes por frío que las florales, por lo que un invierno cálido puede llevar a una diacronía entre floración y la expansión foliar. También, árboles vigorosos tendrán diferente comportamiento respecto de la dormancia (mayor necesidad de frío), lo que se evidencia en la amplitud de los rangos referenciales para un mismo cultivar, puesto que en estos se incluyen valores para diferentes portainjertos.
Por otra parte, un invierno frío promueve formación de yemas de mayor calidad, lo que tiene especial relevancia en la floración, al contar con un período efectivo de polinización más extenso. Es decir, que estas flores tienen un óvulo que se mantiene viable por mayor cantidad de días, con lo que hay más tiempo para la polinización y cuaja.
En la actual temporada, y producto de la influencia de La Niña, la dinámica de las temperaturas diarias ha favorecido la entrada en dormancia al promover una oportuna caída de hojas y conducir a una considerable acumulación de unidades de frío, a partir del 1 de mayo, fecha considerada tradicional para iniciar este recuento. La Figura 1 muestra la acumulación de frío desde el 1 de mayo hasta el 15 de junio para tres zonas frutícolas representativas. La acumulación en base a horas bajo 7°C ha sido errática en el tiempo.
En términos de unidades Richardson, ha sido un inicio de dormancia con alta acumulación. En el caso de las porciones de frío, se recomienda iniciar el recuento desde abril, como fecha referencial de inicio de la caída de hojas de cerezos. Este ha sido más alto que la temporada anterior (Figura 2).
La Dirección Meteorológica de Chile proyecta hasta agosto el predominio de temperaturas extremas, dado por la estabilidad de La Niña. Es decir, se pronostica mayor probabilidad de temperaturas máximas sobre lo normal y mínimas diarias bajo lo normal, lo que, además, estaría relacionado con lluvias bajo lo normal.
Con esta proyección, se espera una alta acumulación de frío, favoreciendo la dormancia y con ello la producción de la temporada. Sin embargo, habría mayor probabilidad de ocurrencia de heladas polares, de gran magnitud y duración, que podrían afectar yemas brotadas tempranamente.
Uno de los mayores impactos del calentamiento global en la producción de frutales caducifolios es el cambio en las condiciones invernales. Por un lado, una disminución de la cantidad de frío en los meses de invierno en gran parte de la zona centro sur de Chile. Por otra parte, puede aumentar el aporte de frío efectivo en zonas de precordillera y meridionales, al disminuir la cantidad de horas bajo cero centígrados.
Con inviernos cálidos, cada vez más frecuentes en la zona centro del país, los frutales eliminan tarde sus hojas y con ello están expuestos por menor tiempo a condiciones propias del invierno. Los especialistas han planteado las siguientes medidas para mitigar el efecto de los inviernos cálidos:
El dinamismo de la industria frutícola ha dado cuenta de cambios en la distribución geográfica de especies y cultivares, de acuerdo con aspectos comerciales, pero de la mano de requerimientos agronómicos y de las posibilidades tecnológicas. Así, con el marco dado por el escenario climático actual, se han abierto oportunidades en zonas antes descartadas. Nuevos cultivares, con comportamiento adecuado para cada caso, contribuyen a estos cambios.
Con inviernos cálidos debe plantearse el uso de modelos de estimación más adecuados. Antes, con inviernos fríos no había diferencias utilizando los diversos sistemas de cálculo. El modelo dinámico es el que aparece con mejor desempeño en zonas de inviernos cálidos, pero tiene una serie de desventajas.
El desarrollo de nuevos modelos de estimación involucra el análisis de la interrelación entre dormancia (frío) y ecodormancia (calor; forcing). Además, con el avance tecnológico podrán incluirse otros factores ambientales. Los métodos disponibles se basan en la temperatura del aire como único factor para explicar el paso del frutal por el proceso de receso invernal. Sin embargo, existe evidencia del efecto de otras variables meteorológicas, como la humedad (niebla o lluvia) y la radiación solar (fotoperíodo y nubosidad).
En algunos huertos de cerezos, en especial aquellos orientados a una cosecha temprana, se está utilizando malla sombra en invierno, de modo de reducir la radiación solar, manteniendo un ambiente de día corto (Foto 3). Es una técnica efectiva, pero debe realizarse con precaución puesto que hay una interacción entre radiación solar y temperatura. Si bien, se ha reportado mayor brotación con baja radiación solar a igual temperatura, también se han observado casos en que la malla sombra aumentó la temperatura bajo ella.
En mediciones realizadas por el Centro de Pomáceas, el uso de malla sombra no produjo un aumento de las horas bajo 7 °C, pero sí de las unidades Richardson y porciones de frío. Por otra parte, se detectó una menor temperatura de la planta. El tronco bajo malla negra (transmisión del 30% de la radiación solar), marcó 5 °C menos que al aire libre, en un día despejado, y 2,5 °C menos en día nublado. Al cuidar la disposición de la cobertura (mantener ventilación), además de la reducción de las horas de luz, se conseguirá moderar la temperatura bajo ella.
La experiencia en zonas manzaneras de Brasil y Uruguay puede ser examinada para su aplicación en nuestras condiciones. Frente a la falta de frío se realiza una serie de prácticas para compensarlo: promoción artificial de la caída de hojas; poda de despunte (favorece brotación lateral); incisiones sobre yemas laterales; inclinación de ramas; uso de agentes rompedores de dormancia.
El uso de productos químicos, rompedores de dormancia, es una práctica habitual para compensar limitaciones de frío. La oferta de productos ha aumentado, en búsqueda de alternativas a la cianamida hidrogenada. También es una herramienta para adelantar la fenología y con ello planificar la cosecha. Sin embargo, se debe considerar el riesgo de heladas, las que afectarán en mayor medida a yemas con avanzado crecimiento. Por otro lado, se dispone de agroquímicos para retrasar la brotación, que puede ayudar a evitar heladas primaverales.
Documento elaborado gracias al apoyo de FIA mediante el proyecto PYT-2019-0352: “Indicadores nutricionales y agroclimáticos para la producción de cerezas de alta calidad bajo cubiertas plásticas: una estrategia de adaptación micro climática”.
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6 minutes ago
La conductividad eléctrica (CE) es una medida de la cantidad de corriente eléctrica que un material puede transportar. La conductividad eléctrica también se conoce como conductancia específica y es una propiedad intrínseca de cada material. En agricultura, la conductividad eléctrica se utiliza para determinar el grado de salinidad de un suelo y del agua de […]
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La pudrición lenticelar u ojo de buey es una de las enfermedades más importantes en la postcosecha de las manzanas, tanto en Chile como en otros países productores de pomáceas, junto al moho azul, causado principalmente por Penicillium expansum, y la pudrición calicinal y/o pudrición gris, causada mayormente por Botrytis cinerea. En total existen seis […]
ING. AGR. M.S., PH.D. FITOPATÓLOGO DEPTO. SANIDAD VEGETAL UNIVERSIDAD DE CHILE
La pudrición lenticelar u ojo de buey es una de las enfermedades más importantes en la postcosecha de las manzanas, tanto en Chile como en otros países productores de pomáceas, junto al moho azul, causado principalmente por Penicillium expansum, y la pudrición calicinal y/o pudrición gris, causada mayormente por Botrytis cinerea.
En total existen seis especies de Neofabraea que causan la enfermedad, siendo las más comunes N. perennans y N. (Phlyctema) vagabunda. Por otro lado, N. kienholzii es una especie conocida desde principios del siglo XXI y descrita en Norteamérica recién en el año 2009 (Spotts et al., 2009), con una amplia distribución entre Norte América, Europa, Sudáfrica y Australia, pese a que no es una especie predominante. N. malicorticis, por su parte, sólo se encontraría en el oeste de Estados Unidos (Pacífico Noroeste) y los reportes en Europa serían erróneos, continente donde se le consideraba como sinónimo de N. perennans. Por otro lado, N. actinidiae y N. brasiliensis sólo han sido reportadas en Brasil (Bogo et al., 2018).
Los síntomas de esta enfermedad se desarrollan en postcosecha luego de al menos tres meses de almacenamiento refrigerado y se caracterizan por la generación de anillos concéntricos (Foto 1) de diferentes colores, lo que es más notorio en manzanas rojas y en infecciones por N. perennans y N. malicorticis. Para los norteamericanos este síntoma simula un tiro al blanco, es decir un bull´s eye; de ahí que a la enfermedad se le denomine en inglés “bull´s eye rot”, lo que no tiene relación con el ojo de ningún animal. Las lesiones son circulares, firmes, de bordes más o menos bien definidos y con la pulpa de aspecto corchoso en el centro de la lesión. En condiciones de humedad se presenta desarrollo de cuerpos frutales en las lesiones, de color blanquecino, que corresponden a los acérvulos (Foto 2) que son las estructuras que producen las conidias. Eventualmente se produce desarrollo de micelio sobre las lesiones, sin embargo, no hay nuevas infecciones en almacenamiento.
En Chile el primer reporte existente corresponde a Neofabraea malicorticis (Pinto, 1978), identificación basada en el conocimiento existente en esa época, donde la presencia de esporas curvas era indicación de N. malicorticis, mientras la presencia de esporas rectas era indicación de N. perennnas. A partir del 2003/4 la enfermedad alcanza una gran relevancia, con un fuerte impacto en la exportación de manzanas y donde se describe por primera vez la presencia de Neofabraea alba (Henríquez, 2005), especie conocida actualmente como N. vagabunda (sinónimo Phlyctema vagabunda). Recientemente, se ha descrito la presencia de N. perennans en Chile (González et al., 2020), lo que podría representar un incremento de la enfermedad en el país. Dicha determinación ocurrió luego de advertirse la presencia de este patógeno en manzanas importadas desde Estados Unidos (Foto principal).
Entender la epidemiología de los patógenos es fundamental para poder establecer estrategias de control que permitan reducir la incidencia de la enfermedad. En el caso del manzano, N. malicorticis causa el cancro antracnósico, enfermedad que puede destruir un huerto. Se caracteriza por las esporas del hongo, capaces de producir cancros mediante infección directa de las ramas, pudiendo destruir tanto ramas secundarias como principales e incluso los ejes.
N. perennans, en cambio, produce el cancro perenne del manzano que sólo se produce por infecciones a través de heridas en la madera. El cancro en sí no es perenne, pero este “crece” anualmente por heridas que se producen en los tejidos de cicatrización que genera la planta en torno al cancro; allí se protegen pulgones lanígeros que se alimentan en los callos producidos, o en esta zona se producen heridas por heladas, con lo que se producen nuevas infecciones que incrementan el tamaño del cancro.
En estos cancros los hongos producen sus esporas, que son diseminadas en presencia de agua, dispersándose por el árbol y alcanzando los frutos. La lluvia permite una distribución dentro del árbol, mientras que la ocurrencia de lluvia con vientos favorece la dispersión a una mayor distancia. Por otra parte, la ocurrencia de agua libre a partir de rocíos en el huerto, genera la liberación de las esporas, que se mueven con el agua por gravedad en el árbol y llegan a los frutos a través de los pedúnculos, con lo que la mayoría de las infecciones y síntomas se observarán en la cavidad peduncular (Foto 3).
Neofabraea vagabunda, por otro lado, es una especie más bien epifita, lo que significa que se desarrollaría sobre los tejidos del árbol sin una asociación estrecha con la madera, a pesar de que se ha detectado en cancros pequeños y tejido muerto (Henríquez et al., 2004), causando cancros y muerte regresiva de plantas nuevas de manzano (Rooney-Latham y Soriano, 2016), así como se le ha observado causando cancros en ramas de olivo (Romero et al., 2015) y el “coin canker” en fresno (Rossman et al., 2002).
No hay claridad respecto de la asociación de N. kienholzii con el manzano, se cree que produciría cancros, pero esta situación no se ha descrito. Se le ha observado causando enfermedad de la madera (“trunk disease”) en vides en Hungría (Lengyel et al., 2020). Sobre N. actinidiae y N. brasiliensis no se conocen mayores antecedentes. Otro aspecto interesante es que estos patógenos causan cancros en la madera y pudrición de los frutos en manzanos, pero en perales sólo causan pudrición de los frutos, desconociéndose con exactitud el origen del inóculo que infecta los frutos.
Estudios realizados en peras en Estados Unidos muestran que las esporas son producidas por estos patógenos a lo largo del año con incrementos importantes hacia fines del verano y el otoño (Figura 1), coincidente con la cosecha, especialmente de variedades tardías (Henríquez et al., 2006). Es así como dichas variedades se ven enfrentadas a mayores niveles de inóculo en condiciones climáticas favorables, con precipitaciones o condiciones de agua libre por rocíos que ocurren en otoño, lo que se traduce en mayores niveles de enfermedad que variedades más precoces.
Es interesante considerar que N. vagabunda se presenta con mayor incidencia en temporadas más húmedas, lo que guarda directa relación con la idea de que es un patógeno más bien epifítico y que dependerá de la humedad ambiente predominante durante la temporada. Asimismo, N. perennnas, con una mayor asociación con la madera del frutal, será la especie predominante en temporadas de menor humedad ambiente. Lo anterior se determinó en huertos de perales Beurre Bosc en Estados Unidos, donde N. vagabunda (N. alba) predominó en la temporada 2001, que fuera más húmeda y tuviera índices mayores de enfermedad respecto de la temporada 2002, donde predominó N. perennnas (Cuadro 1) (Henríquez et al., 2004).
Otro aspecto que trae controversia sobre estos patógenos es respecto del momento en que provocan las infecciones en la fruta. La idea más común es que éstos patógenos generan infecciones latentes en el campo y que luego producen los síntomas en postcosecha. Existen estudios que indican que las esporas que caen sobre la fruta germinan y desarrollan tubos germinativos que “buscan” una lenticela y en ella se alojan, generando un apresorio, que corresponde a una estructura especializada para la penetración de los tejidos.
Se cree que la latencia se produciría en este estado, el apresorio, pero aquí nos encontramos con un tema controversial: al estar al interior de la lenticela, ¿se encuentra el hongo al interior del fruto? Es bastante relativo pues la morfología de las lenticelas varía mucho entre distintas variedades y especies; en peras Beurre Bosc, las lenticelas son simples depresiones de la epidermis, sin observarse cavidades. Todo parece indicar que la verdadera infección del fruto, es decir cuando el hongo penetra al interior, se produciría en la medida que la fruta va madurando; de hecho, es considerada entre las enfermedades de fruta madura (ripe rot), lo que en condiciones de manejo comercial ocurrirá durante el almacenamiento de la fruta, luego de al menos tres meses desde la cosecha, lo que implica que antes de ese tiempo las esporas se encontrarían sobre la fruta.
Lo anterior es relevante al momento de definir las estrategias de manejo, y efectivamente lo que se ha observado es que las aplicaciones de fungicidas deben ser realizadas tarde, cercanas a la cosecha, a pesar de que la literatura indica que las infecciones ocurren desde la flor en adelante. Si fuera así, las aplicaciones, especialmente de fungicidas de contacto como los cúpricos no tendrían ningún efecto.
En consecuencia, al parecer no ocurren infecciones en el campo y por lo tanto no es necesario aplicar fungicidas repetidamente durante la temporada, bastando sólo con una, o unas pocas, previo a la cosecha. Lo claro es que a pesar de las aplicaciones de fungicidas realizadas en los huertos la enfermedad sigue siendo un problema y en el caso de Chile, debido a la reciente detección de Neofabraea perennas, es probable el problema que se incremente.
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El sector frutícola y el de las pomáceas (manzanas y peras) en particular viven instancias de incertidumbre. La superficie nacional de ambas frutas ha ido disminuyendo en los últimos años, así como también sus exportaciones debido a una pérdida de competitividad en los mercados internacionales, que esta temporada tiene como causa principal los altos costos […]
El sector frutícola y el de las pomáceas (manzanas y peras) en particular viven instancias de incertidumbre. La superficie nacional de ambas frutas ha ido disminuyendo en los últimos años, así como también sus exportaciones debido a una pérdida de competitividad en los mercados internacionales, que esta temporada tiene como causa principal los altos costos de los fletes marítimos y de insumos para producir (material de embalaje, fertilizantes y otros), así como también la alta demanda en los puertos chilenos que provocó retrasos en los envíos, a lo cual se suma la escasez y costo de la mano de obra.
Si bien, junto a la uva de mesa, la manzana se ha situado como la primera o segunda fruta más exportada por Chile en las últimas temporadas, es una industria que ha ido evidenciando una baja en plantaciones (que hoy, según el Catastro Frutícola de 2021, alcanzan las 25.743,41 ha en manzano rojo y 5.223,93 ha manzanos verdes), así como en sus envíos. Al respecto, y de acuerdo a estadísticas de ASOEX la temporada 2013-2014, los envíos de manzanas alcanzaron las 811.894 toneladas, bajando a 635.145 ton en el ejercicio 2020-2021.
Ahora bien, si miramos las exportaciones de manzanas a la fecha, éstas alcanzan las 365.120 toneladas, visualizando un decrecimiento de casi 11%% respecto a igual periodo de 2021, lo cual proyecta una campaña (enero a noviembre de 2022) de envíos a la baja, que según previsiones del USDA sería de -5,2%.
En el caso de las peras, si bien Chile representa el 10% de las peras que se comercializan en el mundo, se trata de un cultivo, que al igual que la manzana, ha perdido competitividad, y en especial en esta campaña derivada del alza de los costos de fletes marítimos e insumos que han hecho que la industria de la manzana y la pera chilenas tome la decisión de disminuir las exportaciones, optando por enviar mucha fruta a procesado ante el riesgo de no cubrir los costos.
Aproximadamente son 7 mil las ha plantadas de peras en el país (6.164,98 ha perales y 76,47 ha de peral asiático, Catastro Frutícola 2021), distribuidas principalmente en la RM, Región de O´Higgins y Maule. Y si bien, las exportaciones muestran una estabilidad en el tiempo que va desde las 119.381 en 2013-2014, a las 122. 138 ton., estos montos podrían reflejar una baja cercana al 7% este 2022, según reciente informe de USDA.
A la fecha, de acuerdo a cifras de ASOEX; los envíos de peras al mundo alcanzan las 90.333 ton, reflejando una baja de 4,68% respecto a igual periodo de 2021.
Respecto a la realidad que vive hoy el sector de la fruta de exportación, y en especial el de la pera y la manzana, el presidente de ASOEX, Ronald Bown, indicó: “Esta es una temporada especialmente desafiante para nuestro sector, fundamentalmente porque los efectos del Covid-19 permanecen, lo cual, genera situaciones de retrasos de los envíos, debido a una mayor revisión, por ejemplo, en China, así como también congestiones en puertos. Además, hay desafíos en cuanto a la disponibilidad de transporte y mayores costos marítimos que están afectando a nuestro sector, pero también al mundo. Por otra parte, la guerra en Ucrania, ha derivado en mayores costos de los insumos para la producción, como, por ejemplo, los fertilizantes”, observó.
Agregó: “A todo ello se agregan problemas locales como es la escasez de trabajadores para poder llevar a cabo las labores de producción, cosecha y packing, o procedimientos Covid-19 en puertos nacionales que han hecho más lento el proceso para exportar la fruta”.
En cuanto a la situación especial de las manzanas y peras, el Presidente de ASOEX, indicó que la baja previsión para las exportaciones de manzanas y peras chilenas también tiene relación a ” un mayor volumen de estas frutas en los mercados de destino derivado del conflicto bélico en Ucrania. Hay países que exportaban sus manzanas y peras hacia Rusia o Ucrania que hoy no podrán hacerlo, y por lo mismo, están derivando su fruta a otros mercados, y con ello, están incidiendo en una mayor oferta de estas frutas en esos mercados”.
“Además, como se trata de una fruta de guarda, hay que tener también presente qué pasa respecto a la producción local. A modo de ejemplo, en el mes de abril, la Asociación Mundial de Manzanas y Peras (WAPA, su sigla en inglés) a la cual pertenece ASOEX señaló que en Europa las existencias de manzanas aumentaron un 13,1% en comparación con 2021, alcanzando las 2.180.415 T. En tanto, en Estados Unidos, las existencias de manzanas al mismo periodo se situaron en 1.014.826 T (+4% en comparación con 2021), mientras que las existencias de peras alcanzaron 73.215 T (45,6% por encima de 2021).
A todo ello, se suma también el impacto de los altos costos del flete marítimo y de los insumos para producir, lo que ha derivado en que la industria de las manzanas y peras de Chile tome decisiones al momento de exportar para asegurar su competitividad y rentabilidad”, explicó.
Según relevó el líder de los exportadores de frutas, la sequía y el Cambio Climático tampoco han jugado a favor del sector. Por ello, hoy, para mejorar la competitividad de esta industria, se trabaja en diversos proyectos y programas como es el caso del Consorcio Tecnológico de la Fruta de ASOEX, el cual, actualmente avanza en el desarrollo de variedades de manzanas 100% chilenas, las cuales, además, serán resistentes a Venturia, por lo tanto, más sustentables.
Bown destacó que, las soluciones a los problemas que enfrenta el sector de la fruta , en general, deben buscarse de manera asociativa tanto nacional como internacionalmente. “En cuanto a las medidas que creemos podrían aplicarse para ir abordando las soluciones a los problemas que enfrentamos, el trabajar de manera asociativa y mancomunada es clave, ya sea con las autoridades nacionales, internacionales, así como organizaciones mundiales; pues de no mejorar la situación se verá afectada la disponibilidad de alimentos a nivel global. Por ejemplo, el tema de los costos marítimos, está siendo abordado por la Coalición Mundial de Asociaciones de Productos Frescos, nosotros como ASOEX participamos de ella, al ser miembros de SHAFFE (Asociación de Exportadores de Frutas Frescas del Hemisferio Sur), entidad que junto a otras organizaciones de productos frescos del mundo ha creado esta agrupación.
No puede ser que, en esta pandemia, haya sectores que se aprovechen de las circunstancias para lograr beneficios extraordinarios, ya que, todos los componentes sociales, así como los factores económicos, deben ajustarse de la misma manera a los efectos negativos que se producen y sus respectivas consecuencias”, puntualizó.
En cuanto a la falta de trabajadores y encarecimiento de la mano de obra, el dirigente puntualizó: “Se requiere avanzar en la definición del reglamento de una nueva política migratoria para permitir o facilitar el ingreso regular y ordenado de trabajadores extranjeros temporales para el sector, para lo cual es vital el Reglamento que regula la implementación de la nueva Ley de Migraciones, el que aún no se encuentra aprobado, y el que considera la creación de un permiso para trabajadores de temporada que ayudará de sobremanera a acortar la brecha entre oferta y demanda de trabajo en la temporada”.
Añadió que “las condiciones actuales crean incentivos para la informalidad y la precarización del mercado del trabajo, por lo que necesitamos avanzar, en un esfuerzo público y privado, en nuevos marcos regulatorios que permitan a las empresas vigilar y resguardar el bienestar de trabajadores y trabajadoras, en especial, de aquellos subcontratados por medio de Contratistas, en donde creemos hay mucho por hacer y fiscalizar, teniendo siempre como fin la protección a las personas que trabajan en la industria frutícola”.
Finalmente, el presidente de ASOEX enfatizó que el trabajo mancomunado con todos los actores involucrados es clave para abordar soluciones, resaltando que “ejemplos de ello hay y muy positivos; como es el caso de los protocolos Covid para exportar a China o el Systems Approach para nuestros arándanos hacia EEUU. Un trabajo donde el SAG, SUBREI, PROCHILE y las Embajadas de Chile en el exterior han sido claves”.
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A partir de floración, las condiciones ambientales, especialmente la temperatura del aire, tienen fuerte efecto sobre el crecimiento del fruto. Sin embargo, para dimensionarlo es necesario conocer el desarrollo de la temporada hasta floración. El receso de 2021 se caracterizó por una ajustada cantidad de frío, en torno a los valores mínimos referenciales para los […]
LABORATORIO DE ECOFISIOLOGÍA FRUTAL CENTRO DE POMÁCEAS - UNIVERSIDAD DE TALCA
LABORATORIO DE ECOFISIOLOGÍA FRUTAL CENTRO DE POMÁCEAS - UNIVERSIDAD DE TALCA
A partir de floración, las condiciones ambientales, especialmente la temperatura del aire, tienen fuerte efecto sobre el crecimiento del fruto. Sin embargo, para dimensionarlo es necesario conocer el desarrollo de la temporada hasta floración. El receso de 2021 se caracterizó por una ajustada cantidad de frío, en torno a los valores mínimos referenciales para los distintos cultivares para superarlo. Luego, la acumulación térmica en el post receso fue levemente inferior a temporadas anteriores, de manera que en gran parte de los huertos se registró una floración en la fecha normal o levemente tardía, y extensa.
Durante floración, condiciones ambientales de alta temperatura y radiación solar (>14 °C y >300 W/m2) favorecen la actividad de las abejas, principales agentes polinizadores. Así también, promueven la germinación del polen depositado en el estigma y el crecimiento del tubo polínico hasta el óvulo. Sin embargo, temperaturas muy altas y baja humedad relativa son perjudiciales, puesto que reducen la receptibilidad del estigma y la longevidad del óvulo.
Inviernos fríos promueven yemas de alta calidad, que se asocian con un mayor período efectivo de polinización, definido como la diferencia en días entre de longevidad del óvulo y el crecimiento del tubo polínico. Tanto la temporada 2020/21 como la actual, se registró similar acumulación de frío invernal y el calor en post receso fue levemente menor al promedio de los años previos. Ello condujo a fechas de floración normal a tardía, en ambas temporadas.
En los primeros días de octubre, asociados al período de floración para los manzanos, se caracterizó por alternancia de días de alta temperatura y días nublados, e incluso lluvias. Ello podría haber influido en el efectivo actuar de los agentes raleadores, con lo que se favorece el tamaño de los frutos remanentes, al minimizar la competencia entre frutos tempranamente.
El crecimiento del fruto de manzanos se ha descrito en una curva tipo sigmoidea (Figura 1). En la primera etapa, el fruto crece por división de sus células, por lo que suele denominarse división celular, y estaría fuertemente regulada por la temperatura ambiental predominante. De este modo, alta temperatura en los primeros 30-40 días después de plena flor (DDPF), favorece el tamaño potencial de la manzana. Sin embargo, temperaturas excesivamente altas puede promover una maduración acelerada, reduciendo el potencial de postcosecha.
Una vez superada la división celular, el fruto crece linealmente por elongación de sus células, dependiendo para ello de la mantención de una alta actividad fotosintética, del aporte nutricional e hídrico, y del estado sanitario del árbol. Al final de dicha fase, la tasa de crecimiento se reduce a la vez que las manzanas maduran, proceso también mediado por la temperatura ambiental.
En cerezos, la curva que describe el crecimiento de su fruto es una doble sigmoidea, con tres fases reconocibles, conocidas como I, II y III. La primera etapa de crecimiento (Etapa I) corresponde a la división celular y no es regulada por el ambiente como en los manzanos. Si bien se ha reportado que el tamaño de la cereza estaría principalmente afectado por el número de células, ello explicaría diferencias entre cultivares. Por otra parte, las variaciones de tamaño en cerezas de un mismo cultivar estaría dado por la elongación de sus células (Etapa III), regulada principalmente por las relaciones sumidero/fuente.
La temperatura ambiental tendría efecto en la Etapa III de crecimiento (elongación celular), posterior al endurecimiento del carozo (Etapa II). Temperaturas muy altas pueden alterar la maduración, al retrasar la coloración de las cerezas y junto a ello reducir la firmeza y contenido de sólidos solubles a la cosecha.
En general, el ambiente de octubre se puede asociar a la fase de división celular de las manzanas. En la temporada en curso, predominó un ambiente cálido, con una temperatura media similar a octubre de 2020 (Cuadro 1). Ello favorecería el tamaño de la fruta, que en conjunto con el efectivo desempeño de los raleadores químicos, permitieron reducir tempranamente la competencia entre frutitos (Foto 1). Con ello, se esperaría un corto período de crecimiento de las manzanas, una acelerada caída de los índices de madurez y reducida vida de postcosecha, especialmente en Galas.
La Figura 2 muestra la relación estimada entre la acumulación térmica en división celular y la extensión en días entre plena flor y cosecha de Galas para San Clemente. Esta proyección se genera gracias al sistema IKAROS (https://plataformaikaros.cl/#/), y para la presente temporada se esperan 120 días entre plena flor e inicio de cosecha.
En el caso de las cerezas, resultará conveniente revisar el ambiente durante noviembre, como referencia para la fruta que se encuentra en la Etapa III de crecimiento. En la temporada 2019/20, algunos huertos reportaron problemas en la cosecha asociados a cerezas con falta de coloración, coincidiendo aquello con exposición a altas temperaturas previo a su cosecha (Cuadro 2). En la temporada actual, no se registraron tantos episodios de calor como en noviembre de 2019, pero las estaciones monitoreadas entre O´Higgins y el Maule mostraron gran cantidad de horas de alta temperatura al compararla con el promedio de los años previos.
A medida que los frutos de manzanos crecen, durante la elongación celular, su exposición aumenta y su capacidad de disipar la energía solar incidente disminuye. En dichas condiciones se desencadena una serie de procesos, entre ellos se degrada la clorofila, lo que puede culminar en la aparición de daño o golpe de sol. Se ha detectado un diferencial de 10-15°C más de temperatura en la piel del fruto que la del aire (lectura de la estación meteorológica). Así, el Centro de Pomáceas ha propuesto considerar la exposición por 5 horas a 29°C como situación que induce el daño en huerto. Por ello, es a partir de fines de noviembre e inicios de diciembre cuando deben comenzar a aplicarse medidas de reducción de estrés.
En noviembre de 2019, las altas temperaturas registradas tempranamente permitieron la ambientación de los frutos de manzano a dichas condiciones, siendo aún pequeños para desarrollar daño por sol por su escasa exposición y alta relación superficie/ volumen. Dicha ambientación ocurre con la acumulación de compuestos fenólicos y de otros mecanismos de defensa de la planta, como del sistema antioxidante y las proteínas de golpe térmico. En la temporada actual, la ocurrencia de días con condiciones de riesgo para daño por sol (día con al menos 5 horas sobre 29 °C), también ha sido temprano, en las localidades de la zona central del país (Figura 3), por lo que en ellas debería esperarse una ambientación de los frutos al estrés foto térmico, similar a la temporada 2019/20. Por el contrario, en localidades al sur del Maule, donde en noviembre hubo mínima cantidad de horas con alta temperatura, eventos de calor intenso en diciembre pueden desencadenar un síntoma violento de daño por sol en la fruta poco ambientada (Foto 2).
En cerezas, el daño por sol es menos frecuente, dado por la reducida exposición del fruto a la radiación solar, como a su tamaño, que permite disipar la energía incidente. Sin embargo, temperaturas extremas previo a la cosecha puede afectar negativamente la maduración de la fruta o causar un síntoma visible de daño, dependiendo de su exposición (Foto 3).
Algunas lecciones se pueden extraer de la ola de calor que afectó a la costa noroeste de Norteamérica a fines de junio de 2021, en plena cosecha de cerezas. En una semana las temperaturas batieron marcas históricas desde Oregon hasta Columbia Británica, donde se registró la más alta: 49,7 °C. En cerezas se cuantificaron pérdidas de un 20% y no fueron mayores por la oportuna reacción de los productores, realizando cosechas nocturnas.
En el caso de las manzanas, fue ocasión de poner a prueba los diferentes mecanismos de control de estrés, siendo el más efectivo el sistema de enfriamiento evaporativo por aspersión de bajo caudal (niebla). Se verificaron temperaturas de la superficie del fruto (TSF) de 27 °C en bloques de manzanos enfriado con niebla, versus 70°C o más en los frutos sin tratar. La eficacia de las mallas sombreadoras fue intermedio, y dependiente de la trama (38 a 54°C de TSF con diferente malla). El uso de bloqueador solar en base a caolina mostró menores niveles de reducción de TSF (alcanzando los 60 °C). Expertos coincidieron en que las manzanas producidas tendrían un comportamiento alterado en postcosecha.
Información extraída de artículos publicados en octubre de 2021 por la revista Good Fruit Grower, disponibles en: https://www. goodfruit.com/es/.
AGRADECIMIENTOS: Documento elaborado gracias al apoyo de FIA mediante el proyecto PYT-2019-0352: “Indicadores nutricionales y agroclimáticos para la producción de cerezas de alta calidad bajo cubiertas plásticas: una estrategia de adaptación micro climática”.
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Análisis “Inflación: ¿Cómo abordaremos la producción de alimentos en un escenario de cambio climático?” de Manuel Cea Acevedo, director de la carrera de Ingeniería en Administración de Empresas de la Universidad Andrés Bello, Sede Viña del Mar.
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