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Julio Rodiño Durán

Director Editorial

Edición

Tecnologías con ojos humanos

La automatización y el control a través de la integración de la robótica y de los sensores a los procesos productivos, son tecnologías ampliamente consolidadas en los sectores productivos de manufactura y agroindustria. En la agricultura a campo abierto estas tecnologías habían demorado en aplicarse principalmente por dos razones: primero, porque necesitan de su aplicación en movimiento y esto hace infinitamente más delicada y costosa su integración con sensores ópticos y de tacto; y segundo, porque son sensores más complejos, que necesitan del reconocimiento e identificación de ciertos parámetros como la especie e incluso variedad, los estados fenológicos tipo, madurez y algunos índices químicos y físicos del fruto. No es fácil pero se está por muy buen camino a pesar de que el ser humano sigue siendo todavía el mejor recolector de fruta al momento de evaluar en milésimas de segundo todos estos complejos parámetros. La descripción anterior sobre sistemas robóticos, sería el estado más alto de la integración de estas tecnologías a la agricultura: robots totalmente autónomos en sus decisiones con inteligencia artificial, altamente productivos, que trabajan a campo abierto las 24 horas con una mínima supervisión humana. Un claro ejemplo de estas tecnologías es el robot cosechador de pimiento morrón desarrollado por la Universidad de Wageningen dentro del marco del proyecto Europeo de investigación “Clever Robots for Crops”.

Un escalón más abajo se encuentra la robotización de maquinaria tradicional y la integración de sistemas automatizados de alta tecnología, las cuales en cambio no reemplazan a la mano de obra humana sino que la hacen más eficiente. Son sistemas complejos, que ponen el foco en aumentar la productividad del hombre a través de mejorar los índices en recolección de los trabajadores, la espera en la descarga de la fruta y la calidad y selección. Son muy convenientes para los trabajadores puesto que aumentan significativamente los kilos cosechados por día, una ecuación que sin duda beneficia tanto al trabajador como al empresario agrícola. Otra ventaja evidente de estos sistemas es que no sólo prometen mejorar y aumentar la eficiencia de los parámetros de cosecha sino la realización de labores “secundarias” con mayor precisión conduce a un menor uso de fertilizantes, pesticidas e insumos en general que poco a poco va mejora la calidad del suelo e impide su degradación.

Es un mundo apasionante que encierra cientos de desafíos aún por resolver y que está sin duda en desarrollo. Adelantándose un poco a la aplicación de la tecnología robótica que sustituye completamente la mano de obra masiva en los campos, algunos detractores de tanta tecnología aplicada a la agricultura advierten que esta sustitución hará que desaparezca finalmente la vida rural, lo que gestiona implícitamente el entorno y el medio rural de manera sostenible.

Los años que vienen son cruciales para la implementación masiva de estas tecnologías y para demostrar que son compatibles con esta forma de vida. Veremos. Otra crítica que se hace a la aplicación de estas tecnologías es que habría un cambio de paradigma en la cual, en el futuro se enfrenten dos tipos de agricultura: la ecológica-tradicional con frutos recolectados por el hombre y la robotizada con frutos provenientes de maquinaria inerte.

Aunque puedan parecer lejanas, siempre es plantear estas polémicas para que se pueda pensar el modelo de desarrollo país. En este número de Mundoagro les exponemos algunos ejemplos a nivel país que muestran en qué está la aplicación de estas tecnologías en el medio nacional.

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Robert Edition

6 minutes ago

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