Este mes, hemos realizado un gran esfuerzo para reunir opiniones diversas de algunos de los actores más importantes del mundo agrícola nacional. Le pedimos a cada uno que expusiera cuáles son sus demandas hacia la nueva administración y que nos contaran de qué manera conciben los principales desafíos y temas sobre el futuro de la agricultura en Chile.

¿Qué modelo de desarrollo agrícola queremos para el país? ¿Necesita verdaderamente ser rediseñado? Si es así, ¿qué deberíamos cambiar y qué deberíamos mantener? ¿Cómo profundizar políticas e instrumentos de fomento que han dado objetivamente muy buenos resultados? ¿Debemos seguir orientando nuestra agricultura hacia un modelo exportador? ¿Cómo hacer posible la convivencia de los derechos de propiedad intelectual, en el marco del mejoramiento genético, con la preservación de especies y variedades autóctonas? ¿Qué tecnologías deben priorizarse para hacer una agricultura cien por ciento sustentable y sostenible?

Las preguntas son muchas y los desafíos, a ratos, parecen infinitos. Sin embargo, los objetivos son compartidos y será imperativo convocar a los diferentes actores para conversar sobre cómo darles forma. Ampliar la red de apoyo a la agricultura familiar campesina. Apoyar con diferentes instrumentos la adopción de tecnologías de producción y que ellas estén disponibles para todos. Mejorar los instrumentos de fomento para equipar de infraestructura de riego y energía a los campos y sus comunidades. Hacer frente al cambio climático y sus consecuencias en el desplazamiento de zonas productivas y cómo ellas se adaptan a esta nueva realidad. Y quizás el tema más importante, proponer una nueva gobernanza e implementar cambios en la legislación sobre el agua y recursos hídricos, que privilegie el consumo humano pero que conciba a la agricultura como fuente indispensable e irremplazable de alimentos para la humanidad, por lo que, después de la prioridad directa para el consumo humano, debe entregársele a este sector la segunda prioridad de utilización y aprovechamiento. Por último, seguir profundizando el modelo de investigación y desarrollo agrícola, para convertir a Chile en un referente, como ya lo es en el mundo del vino.

Como vemos, la lista de tareas es muy larga y nutrida. Sin duda requerirá de una gran conversación de país sobre cómo enfrentar todos estos desafíos. Para conseguir resultados, debe existir un plan, una hoja de ruta, y en este sentido, es muy destacable que las nuevas autoridades del sector han asumido sus funciones con una excelente disposición al diálogo y predispuestos a convocar y trabajar en conjunto, con los diferentes actores del sector para impulsar y promover un encuentro y la convergencia de opiniones para ir avanzando en la definición de los temas y sus soluciones. Estamos seguros de que entre todos lograremos aunar esfuerzos e intereses diversos, por el bien de un sector que tiene todavía mucho por entregar a Chile y a su gente.